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miércoles, 5 de marzo de 2008

Tedio: el padre de todos los talentos descubiertos

Seguro en una vida pasada (o tal vez en una futura), fui tatuador. Unas de las 25 profesiones soñadas de Bart Simpson.

Me fascina rayonear/garabatear. Desde niña lo hacía en las hojas de atrás de los cuadernos. Me parece que es un síntoma común entre diseñadores. En la secundaria le hice uno con pluma marca "zebra" a una de mis compareñas, Hilda: era un puño cerrado rompiendo la cadena que lo sujetaba de la muñeca. A ella le había gustado ese dibujo cuando lo vio como portada de mi trabajo de historia acerca de la Independencia de México. Le duró una semana, se bañaba con un plástico que lo cubría.

Durante la preparatoria y la universidad me dediqué a rayonearme los brazos cuando me era difícil poner atención en una clase. No sé porqué, pero ante mi falta de interés el dibujo actúa como medio para que pueda poner atención "esta bien profesora de química, no te voy a ver...sí mantengo la mirada fija en tu persona, me voy a aburrir y me dormiré...en cambio si estoy garabateando mi cuaderno o mi brazo puedo seguir escuchándote, recordaré exactamente lo que digas". No sé a que fenómeno de la mente pertenezca este.

Después de salir de la universidad perdí la costumbre. Un par de personas en trabajos anteriores me han pedido que les diseñe un tatuaje. Yo ya garabateaba florituras, runas, grecas, símbolos "como étnicos" desde la secundaria. Hace poco retomé la práctica en la tediosa tarde dominguera:




Los he hecho mejores, pero nunca pensé en fotografiarlos.

Yo no me tatuaría de verdad. Siempre se me ocurre algo nuevo, a veces cambio de opinión respecto a un gusto que pareciera definido...el hecho de saber que me acompañará siempre no termina por agradarme del todo. Por eso los sigo haciendo con pluma bic, o lo que esté más cerca.

El de hoy

jueves, 14 de febrero de 2008

AMISTAD

Corría el año de 1994, era joven, con un luminoso futuro por delante, con todas las esperanzas en el porvenir, con la ternura y el candor propios de la pubertez.

No.

Era flaca, chaparra, nerd, sabionda, wera desabrida (eso se oye tan feo y puede ser taaan albureable), amargada, antisocial, creída, retraída, y medio bruta(algunas de esas cualidades me siguen hasta hoy). Encontrábame estudiando el primer año de enseñanza secundaria y estaba más sola que un perro. De pronto la luz entró a mi vida: encontré una amiga. Sí, esas cosas que no tuve mucho en la infancia porque era el cerebrito del salón y todos pensaban que sí jugaban conmigo se iban a aburrir o los echaría de cabeza con el maestro cada que hicieran o dijeran una babosada.

Qué pequeñas éramos

Obviamente en los años anteriores a ése yo no había celebrado el "catorce de febrero, día del amor y la amistad", dado que era una niña y por lo tanto hasta la llegada de ese mítico año, el día pasaba casi desapercibido para mi (ni tanto, mi cuñado ya le había mandado un par de años flores a mi hermana, ñoños eran, son, y seguirán siendo los dos).

Mi escuela secundaria se llama "Amistad Británico-Mexicana", y todo gracias a que la embajada británica ayudó a reconstruirla después que el terremoto del 85 la dejara muy enclenque (es una escuela pública, por cierto). Por lo tanto, el día que festeja como suyo la institución es el mentadísimo/odiadísimo Día del amor...Y DE LA AMISTAD. Entonces como tres semanas antes de que llegara el día, los maestros de educación física y los prefectos nos pusieron a ensayar el numerito que presentaríamos porque nos visitaría el señor embajador (y "¡hay que vernos bien con el señor embajador muchachos!"). Todavía recuerdo al sol haciendo estragos en mi paliducha jetita, el cansancio de tener que cargan un cartón lo que parecían mil horas, la disiplina marcial y encima de todo eso: cantar. Si. Cantar:

"Ay Ay Ay canta y no lloreeeeeeeeees, porque cantando se alegran, cielito lindo los corazoneees"

El chiste era que los alumnos de primer año cantaran el cielito lindo mientras con cartones (a la mosaico-viviente y los chaparros de hasta-hasta adelante como yo, estábamos lo más cerca que se pudiera del suelo, sentados, agachados, porque los mentados mosaicos debían tener perspectiva) formábamos la bandera mexicana. Los de tercero (malditos) cantaban "Imagine" formando la bandera británica, y los de segundo cerraban el show con "El Himno a la alegría", formando una imagen bien bizarra de un apretón de manos que tenía contenida la palabra "Gracias".

En pocas palabras (pocas palabras yo, ¡ja!), en mi escuela festejábamos la amistad. Organizábamos los temidos intercambios, pero en los salones y pasillos rondaba un espíritu de nerviosismo y exaltación. Cómo de fiesta nacional. "¡Va a venir el embajador!"

Todo esto es para decir, que ése año además del peculiar bronceado que obtuve en mi piel(ardidez...¡desde entonces!), el dolor de brazos y trasero, mi primera amiga (amiga, la más vieja de todas jajajaja) me dió una tarjeta. Casi lloré.


Se le está cumpliendo a Vania, la amistad no ha terminado después de 14, si, 14 años...

Acéptalo mundo, odias el catorce de febrero porque hay gente que te rompe el corazón (que cursi), que te ha pintado el cuerno, que te ha dejado por más varo o más belleza, porque te topaste con esa persona que tu vida le importa lo mismo que la caca que un pajarito caga en la Portales. Porque ése día ir por la calle es peor que ser vapuleado en público, con todos esos noviecitos de la mano con sus globos y sus rosas y sus besos y sus arrumacos. Porque es un tianguis barato de afecto, tanto cuesta el regalo tanto te quiero. "No me compraste nada, ya no te amo"/ "Llévese la docena por $200". No conozco fecha más odiada que esta (ni la navidad teniendo al Grinch).

El día de las madres es la misma situación con el comercio, pero aún así procuramos (por lo menos) comer ese día con mamá y darle abrazos (digo, lo ideal es hacerlo diario-yo lo hago cuando ella y yo estamos de humor-), a ver, ¿porqué no hay post de "odio el 10 de mayo" (donde el precio de las flores es aún más caro)?... Porque mi madre a apesar de todo...me quiere. ¿Porqué no leo "Día del niño sucks"?...

Somos resentidos, ardidos y amargados. Eso ó nos revienta el mercantilismo kitch.

No olviden, en este país también le decimos "día de la amistad" (así abarcan más mercado je je), y para mí no hay sentimiento más auténtico que ése. No se basa en apariencias. Es duradero. Es incondicional. El amor a los amigos.

¿Qué sería de mí sin mis amigos?

Que estan ahí en la filosofada, en la criticada, en la fregada, en las friegas laborales, en los funerales, en la crisis de la edad, en la catarsis de una peda. Sin ellos yo volvería a ser esa pequeñita solitaria, amargada ( más todavía), temerosa y antisocial que con tanta tristeza recuerdo.

Mis amigos me merecen un día, un fetejo, un reconocimiento.

Los adoro, los amo, los quiero. Suertudotes

Vania, Víctor, Querol, Hilda, Mario (qepd) Ariadna, Tania, Paola, Armando, María Luisa, Edgar, Joel, Peluche, Christian,Oswaldo, Rodrigo, Pepe, Ponky, Suzzete, Mónica, María, Cindy, Rubén, Carlos, Hugo, Nora, Michele, el Cake, el Cha, Sonia, Alejandro, el Merol, Pablo, Lola, Amy, Alfonso, David, Diana, Ana.