miércoles, 28 de octubre de 2009

El cambio

Y el olvido.

Hace dos años tuve la "ideota" de abrir un blog y empecé a escribir sandeces aquí. Jamás imaginé conocer a tanta gente, hoy adorada y querida, por acá, hola muchachos. No he posteado, cada vez tengo más en el olvido a mi blog.

Hubieron hartos cambios desde que dejé de escribir. He pensado mucho en este espacio aunque prácticamente llevara más de un mes sin visitarlo: cambiarle el nombre, el propósito, mi zoquete nickname, el diseño, usar sólo una temática en todos los post: /personal/cinéfilo/chistosón/cábula/intenso-azotado/México D.F./Quejica/prentencioso/diseñísitco-profesional/Gadgetero. Pero para qué, mi blog tiene todas esas etiquetas, y aunque cada vez me cuesta más trabajo postear porque muchos de esos lectores virtuales ya tienen rostro y qué pena, adiós pseudo anonimato y balconeo amigueril. Llegue a la conclusión de que no quiero unificar su línea, que sea de chile, mole y pozole. Y en definitiva no lo cerraré.

Hace unas semanas fue mi cumpleaños y entré en crisis. Siempre entro en crisis. Desde mis once años sufro con la llegada de un año más. Primero no quería dejar la niñez, luego la pubertad, luego la adolescencia. El caso es que "le saco" a seguirle para adelante. Y discúlpenme las mujeres de treinta, pero me me han contado cosas terribles de esos lares y menos animada me siento de acompañarlas (no se alteren, lo mismo me decían a los diecisiete de las de veintitantos "ya vas a trabajar y qué feo es eso, disfruta la universidad")-¡Es broma!-. Detesto todo lo negativo que se dice de la tercera década, lo que en teoría debemos ser-poseer-anhelar. Lo que en verdad me preocupa de la edad es la pérdida de la capacidad de asombro.

Ejemplo un tanto bobo: fui al concierto de Placebo y al de Depeche Mode. Ambas son de mis bandas favoritas. A las dos las visto en otras ocasiones. Algo cambió, los conciertos me entusiasmaron, la compañía no pudo ser mejor...pero no fue lo mismo que en años atrás. Me recuerda a quella teoría de Kundera, donde habla de la repetición. Un hombre le dice a la primera mujer de su vida por primera vez "te amo" y nadie duda de la autenticidad de sus sentimientos. Es enternecedor. Pero si ése mismo hombre le dice a la vigésimo sexta mujer de su vida por vigesimo tercera vez, "te amo", simplemente es ridículo, aunque su amor sea tan verídico e intenso como el de la primera.

¿Será que conforme pasa el tiempo todo se vuelve terreno conocido?.

Me da pavorconvertirme en una película que de ver tantas veces, que aunque sea de mis favoritas, llegue a aburrirme y la única sensación que despierte sea la nostalgia...o peor aún el tedio.

Los últimos cuatro años de mi vida fueron como una especie de anestesia, de la que apenas voy despertando. Continuamente me repetía a mí misma, los lugares, la gente, las situaciones. Hace poco recordaba cómo era hace una década. Aunque no supiera bien a bien qué rumbo tomar, siempre había una especie de señalamientos que indicaban la ruta: los años preparatorianos, trimestre tras trimestre en la carrera. Finalizar la universidad y luego hacer el servicio social, los pininos laborales, el primer GRAN trabajo, los retos superados. Entonces el hecho de llevar trabajando en el mismo sitio más de tres años, pareciera indicativo de que DEBE terminarse el ciclo. Ya no sé qué hacer o a donde moverme, ya no hay señales en el camino, sino neblina: incertidumbre. Hace quince días me cambiaron de instalaciones en mi chamba. Y de alguna forma tiene significados, me representa cerrar un círculo. Es una tontería, sólo se trata de un lugar, de un espacio. Según rumores tal vez hasta deje (mos) de trabajar ahí, aún no lo sé. Ya no me preocupa como en este post. Ya no quiero tenerle miedo al cambio, a crecer, a envejecer. Renuncio a la monotonía y la nostalgia. A la melancolía y al pasado.

Es momento de buscar esas nuevas experiencias que puedan volver a remover los cimientos de esta arcaica construcción. A ver, ¿qué me falta por hacer, y que tenga el valor y oportunidad de llevar a cabo?. La lista es TAN larga.