miércoles, 25 de mayo de 2011

Sería una Revolución

Si no se tratara de la generación menos empática de esta era. Si la psicología dice que a mayor exposición ante algo que nos asusta más fácilmente superamos el miedo, me preocupa que suceda lo mismo con el dolor y la injusticia. ¿Será posible que al verla tanto y tan seguido en medios electrónicos nos vamos volviendo inconmovibles al sufrimiento de los demás?, ignoro la respuesta pero no sería descabellado imaginar que sí.

Este es tal vez el post opuesto al que escribí en diciembre sobre la escritura e Internet como paliativos para la necesidad de comprensión y comunicación. Las redes sociales también han servido como escaparates a un ego con una actitud prefabricada que demanda un exceso de atención y exige un trato de celebridad. Últimamente me asombra la firmeza con la que expresamos una opinión cuasi asegurando la posesión de la verdad absoluta y denostando todo aquello que osa ponerse en nuestra contra. -Yo de antemano intento confesarme ignorante y visceral, por mucho que mis juicios y percepciones suenen a tratados dogmáticos más propios de alguna fanática religiosa del medievo-.  La mayoría de los usuarios de internet se denominan "Digital natives" y abarcan desde los nacidos en los años ochenta (los que ya vamos pa' los treinta) hasta los fetos que podemos ver gracias a ultrasonidos. En la historia de la humanidad ha sido la juventud utilizando nuevas tecnologías la que ha logrado cambios sociales significativos. Nuestra época se diferencía porque esa innovación es global y simultánea. Este video de una conferencia de "Digital Natives with a cause" tiene más de un año y fue grabado antes de la revolución en Oriente Medio. En él se menciona (min 18:18) una campaña realizada en la India en contra de extremistas que golpearon mujeres por vestir inapropiadamente (o sea, no a la usanza hindú) y pretendían casar a parejas sorprendidas besándose en la calle el día de San Valentín. The pink chaddi campaign consistió en enviar ropa interior color rosa a políticos que apoyan estas medidas y leyes extremistas. Se mandaron más de 200,000 y no todas eran nuevas o estaban limpias. Lo maravilloso de esta protesta es que fue organizada sólo por una mujer y únicamente con una herramienta: Facebook. ¿Suena familiar?

Los jóvenes de México se quejan de los medios, llamémosles, tradicionales de protesta y al mismo tiempo se burlan de aquellos que surgen y parecen ingenuos en redes sociales e internet. Es cierto que reaccionamos con más fuerza ante estímulos que nos afectan personalmente, pero qué pasa entonces con la sabiduría popular que reza "Cuando las barbas de tu vecino ves cortar...". Pocas cosas logran irritarme tanto como la desaprovación de la indignación de otros ante una injusticia sólo porque ésta los afecta directamente (analizar si tal denuncia es justa o no es harina de otro costal). Para mí este es otro de los síntomas de la poca empatía que han desarrollado las nuevas generaciones de seres humanos. Por eso estoy empezando a pensar que una protesta en internet no debería ser del todo vacua sino una forma evolucionada de reclamar y exigir, son nuevas maneras de compromiso político y activismo social. Sé que México no es Oriente Medio pero de cierta manera me parece incomprensible que existiendo los medios para acceder y comunicar información fácilmente a millones de personas, aquí sean mayormente usados para fines publicitarios. También se le pide demasiado a los grupos ciudadanos carentes del poderío de una maquinaria partidista ¿Qué va a pasar después? ¿Por qué no proponen formas más efectivas de protesta? A lo que yo intento responder: Una avalancha de nieve no comienza sabiendo qué dirección tomará, simplemente se forma y sólo adquiere fuerza cuando es lo suficientemente grande". Quienes piensan demasiado en la porvenir poco pueden hacer en el tiempo presente. Los debates que resultan son como "vamos a ver qué argumento es el de la razón" sólo atraen desaliento y desconfianza. Lo grave no es que una protesta se vuelva nada, lo alarmante sería que ni siquiera se hiciera.

Me altera el ambiente del país en el que vivo, mucho. Me preocupa mi familia y su seguridad a pesar que hasta ahora sólo han sido amenazadas tibiamente por la situación nacional. Luego pienso que no quiero ser una viejita sin pensión ni seguridad social. Y no es que le pida al gobierno que me los dé por mi linda cara de ciudadana mexicana, lo que le exijo es que me explique la razón del porqué no, más aún si pago impuestos y debo temerle a su policía, reírme de las propuestas electorales de sus candidatos, llorar al ver el nivel de su educación básica, enfurecer con el cinismo de sus políticos. Por eso simpaticé tanto con los indignados de Sol y su bizarro intento de mayo francés en 2011. Con todo y que los votos nulos continúan demostrando que son los mejores aliados de la derecha y las minorías politizadas. Para que la votación en blanco pudiera conseguir lo que se propone -una probable elección anulada, una reforma electoral importante- se necesita una participación ciudadana convencida de que es mayoría. Y en México la mayoría es la que está convencida de que no importa que hagan, nada va a cambiar.

Un gobierno como el que tenemos, que sólo se preocupa por mantenerse en el poder, no puede llamarse democrático, menos aún si los remedios que utiliza para la solución de un problema son sólo pensando en quedar bien a corto plazo. Es un gobierno que piensa a futuro, sí, sabe que en el futuro ya no estará a cargo y el problema será de otro. Aquí sólo se tapa la fuga, no se cambia la tubería.

En México existe la doble moral y no es sólo la que se refiere al aspecto sexual. Lo es en el sentido de que se cree que somos culpables de las desgracias que nos ocurren. Si me asaltan es mi culpa por descuidada, si me violan es mi culpa por descocada, si me corren es mi culpa por no hacerle a la... no ser lambiscona. Es verdad, casi siempre parece que excusamos al verdadero culpable: el delincuente. "¿Es que a quién se le ocurre traer el iphone en el metro, estacionar el coche en una calle obscura, andar a las once de la noche sola en la calle". Sumemos esta actitud tan nacional con el resultado del estudio linkeando en la primera línea de este post, ahí tienen a su comprometida y revolucionaria juventud.  Es imposible cambiar una sociedad, mejorar un gobierno, sin la participación cuidadana. Estamos frente a un círculo vicioso muy desalentador. La democracia no termina con el voto, empieza con él.

Los cambios ocurren porque existen modificaciones, evoluciones, transiciones. Porque algo deja de ser como era. Que las cosas sean de una forma no significa que sean correctas. Que así sea no quiere decir que deba ser. Pero dudo que sólo debamos esperar con la vista fija al monitor.


P.D. Lindo ejemplo el de ayer cuando varios en twitter dimos RT a la foto que tomó Kyuutz donde se aprecia a militantes del PRI (acarreados, cof, que diga, simpatizantes de Eruviel Ávila) montados en una camioneta propiedad del gobierno del Edo. Mex. Incluso el candidato figura entre los usuarios que han visto recientemente la foto. Menudos idiotas los que manejan la cuenta.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Ahnomamesqueyapasóunaño

Disculpe usted amigable lector la altisonante frase que usé como título, pero es la que le hace más justicia a lo que siento en este día. El tiempo, siempre el tiempo, ese dios maldito descrito desde Grecia y al que pude ver a los ojos hace casi un año, sacado a la vida por los pinceles de Goya mientras devora grotescamente a otro hijo en su carrera de apetito voraz y saciedad desconocida. El tiempo, tal vez el único ser mitológico de cuya divinidad soy testigo, el único perceptible, el más embustero de todos. Engaña tan fácil. El año pasado la espera se hacía eterna para la llegada del veintitrés de marzo. Hoy apenas lo noté y el correr de los días parece llevar la velocidad de las zancadas de Usain Bolt.

Hace un año exactamente, me asomaba por la ventanilla de un avión y obserbaba las lucecillas de una Florida que no tengo interés en conocer. Junto a mí iba una tapatía que me contaría más tarde que ése era su segundo viaje a España. Me sorprendió que a diferencia de otros pasajeros ella seguía asombrada como yo por el paisaje que sólo brinda la altura de un vuelo. Ojalá nunca me invada la frivolidad de no sentir aquellos panoramas como un acto milagroso (y ahora recuerdo a los orientales con los que compartí asiento en el vuelo Madrid - Barcelona y que no hicieron otra cosa que dormir y roncar y ni por equivocación voltearon la cabeza cuando la nave se inclinaba sobre el mediterráneo y permitía ver las nítidas costas y montañas catalanas en armonía con la bella blancura de la Barcelona). Llegué casi sin dormir al aeropuerto de Barajas y pasé veinte minutos buscando la banda por la que saldría mi equipaje. Ahora puedo decir que si hay un aeropuerto que aborrezco, es el de Madrid -y no sería lo único de esa ciudad-. El aeropuerto de Roma es casi tan viejo como su metro. Me dio risa leer hace poco una entrevista a Florence Cassez donde describe al aeropuerto Benito Juárez: "poco moderno y pequeño" como si quisiera decir que se dió cuenta apenas bajó del avión de que llegó a un país más pobre. Yo podría utilizar con más justicia esos adjetivos para el aeropuerto parisino Charles de Gaulle. Sin duda alguna el más bello es el Prat de Barcelona. El más organizado el pragués Ruzynê.

Un viaje que me cambió tanto y aún no puedo decir si para bien, pero puedo afirmar que no para mal, el que me convirtió en una viajera amateur que perseverará hasta ser profesional. No hace mucho tiempo yo defendía una frase de una serie de televisión (cuyo recuerdo me avergüenzo hoy de poseer pues fue mancillado con dos filmes más que vomitivos) "I like my money right where I can see it: hanging on my closet". No sólo la celebraba, la acaté con entusiasmo por cuatro años, y sí mi dinero ahí está: pasado de moda, viejo y desgastado. Entonces cambié su sentido, me gusta mi dinero donde lo puedo sentir, en mis conocimientos, mi gusto, mi tacto, mi vista, mis recuerdos.  El viaje que me convenció -aún más- de que ésa es la mejor inversión en la vida. Que cuando llegue Chronos a devorarme esté cansada, pues habré conocido todo aquello que deseaba. Así tal vez la vianda le parezca poco apetitosa si a diferencia suya, ella sí está satisfecha.