Sábado por la noche, festejo del cumpleaños de la hermana de una amiga mía. Por capricho o repentino deseo de romper con la rutina, la festejada decide realizar el convite en un antro fresón: Classic, frente a Escenaria, Pudregal de San Angel.
Desde que me invitaron dudaba en ir, ya he platicado que lo mío, lo mío, lo mío, es el
barlesque. Sin embargo se me antojó un poquito variar de aires por una noche, bailar en un lugar que no fuese fiesta en una casa (tonta de mí), arreglarme en extremo, estrenar unos zapatos #### #### que tenían tres semanas suplicando el
debut(originalmente escribí la marca, sólo era para evidenciar que son lo suficientemente
chic para un
antrete de ese estilo, y era ridículo que
costándome lo que me costaron no me los hubiera puesto antes, tengo mi lado superficial) , salir con mis amigas en una noche de chicas, no sé, sin saberlo la idea parecía divertida. Lo único que me incomodaba era pensar en el cadenero, la fila, y todas esas mamadas (con mordida de diente filoso), que tanto me chocan de dichos lugares. Mi amiga nos aseguró que tenían reservación y bajo esa última condición acepté asistir.
Llegamos poco antes de las once. Obvio, había afuera del lugar bastantes
fresitos que con ojos suplicantes rogaban "al de la puerta", la pronta admisión. Desesperadas como somos (y con la amenaza que siempre lanzo al ir a estos lugares "yo no espero más de diez minutos"), nos abrimos paso hasta adelante. Nos pidieron identificación y estábamos a punto de pasar, cuando a
alguien se le ocurrió decir (tal vez con la esperanza de que ya estuvieran adentro con mesa puesta, y nos llevaran rápidamente) que íbamos al festejo de ####### ## ####. "
Ah, si es para reservación, tienen que entrar por allá", nos comunicó señalando el extremo derecho, el corpulento señor de la cadena.
Así fue que nos dimos cuenta que nuestra amiga y su hermana (
arregladísimas ambas) estaban formadas aún para pasar. Mi amiga nos dijo:"Ya vamos a entrar
ahorita, pero nos pidieron que
entráramos con pareja"..."¡¿Qué?!" pregunté
indignadísima. "Yo no creo que haya problema,
ya adentro lo arreglamos", dijo alguien más. Cómo me percaté que iban a tardarse, y que éramos las últimas en llegar (de los invitados de esta chica), me salí del contingente a fumar, "
ai me avisan cuando entren" le dije a una de mis amigas.
Me revienta sentir que me estan haciendo el gran favor de la vida al dejarme entrar a CONSUMIR a un lugar.
Desde esa perspectiva pude ver
quiénes llegaban.
Escuincles con acentos que no eran fresas, sino lo que le sigue. Una chica con el cabello tan decolorado que parecían canas hechas de paja. También reconocí a una conductora de espectáculos de
tv azpuerca, de esas que viven de contar intimidades de "famosos" y "artistas", que anuncian cremas milagrosas contra el dolor, etc. Aún lejos, empecé a marearme con el
intensísimo tufo del exagerado uso de las 34985y4 lociones y perfumes diferentes. Estaba yo a punto de ir a
quejotearme con mi ensayado "no mamen, ya pasaron más de diez minutos, a la mierda con estos pendejos (los del antro, claro)", cuando me
encuentro a toda la comitiva de regreso.
La cumpleañera con los ojos rojos del puro coraje. Ella y un amigo suyo fueron los primeros en entrar, al pasar los minutos, ella les preguntó a los encargados porqué no pasaban los demás.
"Es que no son gente para esta clase de lugar"
A mí me empezó a dar risa (antes que coraje)...pero la pobre festejada salió hecha una furia y muy ofendida. Es guapísima y arreglada como iba ese día, no ví diferencia alguna con otras que ya habían entrado al lugar. Así que le dijimos que no lo habían dicho específicamente por ella. Lo asqueroso del asunto, es que sí no fuera "ella", ¿No tiene igualmente el chingado derecho de festejar donde quiere festejar si va a pagarlo?. El real *pero* fue que algunos de los amigos de ella no iban tan fufurufos, y parecían de 20 años.
Para todos los que dicen que es una
jaladísima eso del protocolo emperifollado...pues...yo lo justifico. Es una jalada, pero es lo mismo que querer ir a jugar golf con zapatos de tacón.
Lo que NO justifico es la marginación por colores de piel, estructura física, despegamiento al canon de belleza en turno, portación de marcas de ropa "exclusivas". ¿Qúe demonios les garantiza a estos güeyes que el chavito fresa va a pagar más que el güey de tenis mike, moreno, camisa sencilla?, por ejemplo, yo tengo un cuate que le vale madres la ropa, más aún la marca de ésta...y teniendo varo. Le entra duro a las parrandas. Ahora sé, que a él jamás le dejarían entrar a tan exclusivo tuguriom aunque pueda gastarse sin remordimientos varios salarios en una juerga.
Lo extraño es que según sus parámetros, los güeyes de la entrada están a años luz de ser gente para "esa clase de lugar", ¿Qué tantos complejos puede llegar a desarrollar un cadenero? (por aquello de marginar a los de su misma "condición").
Entonces, la prima de mis amigas nos sugirió ir a un lugar en Insurgentes, a la altura de Av. de la paz. "Si usted no es gente para el Classic, tal vez lo sea para el Zinc", murmuré. Al menos hice reir a mis indignadas acompañantes. El chafilla lugar al que llegamos resultó ser nostálgico (¡ja!)...ahora con la ley antitabaco, se han dado cuenta de que lo que en verdad extrañan sus clientes es el humo, por lo tanto, lo generan artificialmente, todo un espectáculo maravilloso de gases con un olor sino malo tampoco agradable (¡¡y rayos lasser!!). La música...de Menudo. Me sentí en unos XV años de 1987. Había unos tipillos, de esos que quieren ligar con la mirada y contoneando sus no-torneados cuerpos al ritmo de reggeaton, todos ellos muy, muy sensuales, me encanta, de verdad me encanta que desconocidos me acosen con la mirada (y si es lujuriosa y están casi babeando aún mejor). El servicio tardó tan sólo 20 minutos en traer nuestros tragos...su portentoso cosmopolitan de 90 pesos, me supo a barrilito rojo, con jarabe para la tos, y 2 gotas del alcohol del 96. Ni la naranjada de la más solemne de las asistentes sabía a naranjada. Asco total. Y el jefe de meseros que empieza a molestar con que "es que cada cuatro o cinco personas deben consumir una botella para estar en la sala vip". Sí, es que como el lugar estaba a reventar (mitad de la capacidad), la música y los dj's prendían de verdad, es lógico que ellos tuvieran esas demandas.
Mandamos al carajo a este tipo, pagamos la cuenta y le dije al mesero cuando nos fuimos que sus bebidas eran abismales (¡ja!, pa' los fans de friends, es el mismo calificativo que utiliza un crítico teatral al describir la actuación de Joey Tribbiani, recurro a menudo a esa palabra recordando la cara de Joey complacido, pues él cree que lo alabaron).
Concluyendo, la clase de gente apta para el *Classic* son, ó descerebrados (conductores que dicen burradas y bajezas), ó de varo (o al menos deben aparentarlo), ó hipermamones, ó despistados en busca de nuevas aventuras (como yo, la todamodesta), ó todas las anteriores. La gente apta para el *Zinc* son, ó rechazados del Classic, ó tienen mal gusto, ó están en rehabilitación alcohólica (por aquello de que sus bebidas contienen-saben a todo menos a alcohol), ó son nostálgicos del humo en los bares, ó les encanta el reggaeton mal mezclado, ó todas las anteriores.
Gente de México con ganas de antrear...no rueguen por las míseras migajas de mal esparcimiento que les pueden ofrecer estos putres lugares, ambos dos, ejemplos de extremos recurrentes. Son una basura. Es un insulto lo que le hacen a sus propios clientes (porque cualquiera con el dinero para pagarlo lo es). No quiero ir a un antro nunca jamás (seguro lo haré, pero bajo obligadas circunstancias). Prefiero las fiestas con ondita, donde se baila de todo, donde tú compras lo que bebes, donde puedes fumar, y donde hay diversidad de gente y de conductas.
Soy una ingrata malagradecida que no ha dado el blogroll como se debe, es decir, comentando. Mucho trabajo, y distracciones en el trabajo, se reanudará el servicio en breve, disculpe usted.