Disculpe usted amigable lector la altisonante frase que usé como título, pero es la que le hace más justicia a lo que siento en este día. El tiempo, siempre el tiempo, ese dios maldito descrito desde Grecia y al que pude ver a los ojos hace casi un año, sacado a la vida por los pinceles de Goya mientras devora grotescamente a otro hijo en su carrera de apetito voraz y saciedad desconocida. El tiempo, tal vez el único ser mitológico de cuya divinidad soy testigo, el único perceptible, el más embustero de todos. Engaña tan fácil. El año pasado la espera se hacía eterna para la llegada del veintitrés de marzo. Hoy apenas lo noté y el correr de los días parece llevar la velocidad de las zancadas de Usain Bolt.
Hace un año exactamente, me asomaba por la ventanilla de un avión y obserbaba las lucecillas de una Florida que no tengo interés en conocer. Junto a mí iba una tapatía que me contaría más tarde que ése era su segundo viaje a España. Me sorprendió que a diferencia de otros pasajeros ella seguía asombrada como yo por el paisaje que sólo brinda la altura de un vuelo. Ojalá nunca me invada la frivolidad de no sentir aquellos panoramas como un acto milagroso (y ahora recuerdo a los orientales con los que compartí asiento en el vuelo Madrid - Barcelona y que no hicieron otra cosa que dormir y roncar y ni por equivocación voltearon la cabeza cuando la nave se inclinaba sobre el mediterráneo y permitía ver las nítidas costas y montañas catalanas en armonía con la bella blancura de la Barcelona). Llegué casi sin dormir al aeropuerto de Barajas y pasé veinte minutos buscando la banda por la que saldría mi equipaje. Ahora puedo decir que si hay un aeropuerto que aborrezco, es el de Madrid -y no sería lo único de esa ciudad-. El aeropuerto de Roma es casi tan viejo como su metro. Me dio risa leer hace poco una entrevista a Florence Cassez donde describe al aeropuerto Benito Juárez: "poco moderno y pequeño" como si quisiera decir que se dió cuenta apenas bajó del avión de que llegó a un país más pobre. Yo podría utilizar con más justicia esos adjetivos para el aeropuerto parisino Charles de Gaulle. Sin duda alguna el más bello es el Prat de Barcelona. El más organizado el pragués Ruzynê.
Un viaje que me cambió tanto y aún no puedo decir si para bien, pero puedo afirmar que no para mal, el que me convirtió en una viajera amateur que perseverará hasta ser profesional. No hace mucho tiempo yo defendía una frase de una serie de televisión (cuyo recuerdo me avergüenzo hoy de poseer pues fue mancillado con dos filmes más que vomitivos) "I like my money right where I can see it: hanging on my closet". No sólo la celebraba, la acaté con entusiasmo por cuatro años, y sí mi dinero ahí está: pasado de moda, viejo y desgastado. Entonces cambié su sentido, me gusta mi dinero donde lo puedo sentir, en mis conocimientos, mi gusto, mi tacto, mi vista, mis recuerdos. El viaje que me convenció -aún más- de que ésa es la mejor inversión en la vida. Que cuando llegue Chronos a devorarme esté cansada, pues habré conocido todo aquello que deseaba. Así tal vez la vianda le parezca poco apetitosa si a diferencia suya, ella sí está satisfecha.
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miércoles, 23 de marzo de 2011
jueves, 11 de marzo de 2010
Moverse en el aire I
Era una noche de verano. Los planes de viajar ese año a la India se habían ido al carajo gracias a la contingencia de la influenza, el freelance imposible de dejar, y a la falta de entusiasmo de la amiga con quien había comenzado a planear tal viaje. Decidí que para mis vacaciones de verano (una raquítica semana) iría al norte, a Coahuila, a Cuatro Ciénegas. Le platiqué a mi amiga bióloga y le entusiasmó la idea, pero circunstancias personales le impidieron ir. No hubo nadie que conicidiera en tiempo o en destino. No quise ir sola. Adiós vacación.
Esa semana la pasé en casa haciendo muy poco. Llegó el jueves y organizaron una despedida para Lear que regresaba a Cambridge después de unas semanas en la ciudad, nos quedamos de ver en la Coyoacana. La plática fluyó a la par que la bebida, Nuria me habló de Barcelona, Emilio platicaba del futuro que se asomaba para él en Chicago, seguramente Jordy dijo algo de Alemania, Carlos no puede evitar hablar de Tango. Ya encarrerados nos fuimos a casa de Lilián a seguir platicando -y bebiendo-. Hablamos de historia, de América Latina, la truculenta Independencia de Mexico, la revolución confusa. Y nos dieron la una, las dos, y las tres... y las seis.
Me quedé a dormir allí, por lo que Lilián y yo pasamos el día juntas. Recuerdo que vimos "Sinécdoque New York" (tengo una enfermedad congénita que me impide pronunciar sinécdoque correctamente). Caminamos por la Roma, la Juárez y Reforma -"Mira ahí está la casa de Marcelo Ebrard"-, charlamos más y más. Si me preguntarán de qué, no sabría decirles. De todo y de nada, sólo recuerdo un tema: Moverse. ¿Qué pasa con alguien que no se mueve?, y por no moverse me refiero no a estancarse, sino a sentirse estancado, conformarse con lo conocido. ¿Cómo puedes entender el mundo si no lo conoces, si no experimentas, si no vives?. ¿Qué es conformarse? ¿Qué regla es la que establece "la hiciste"<-----> "la regaste"?. A mí me gusta la rutina, es segura, confiable. Hasta ahora no había tenido queja alguna de no cambiar muchos aspectos de mi vida dejando que el barco llamado tiempo me llevara tranquilamente. La rutina para Olga de veintiséis años estaba bien, tal vez hasta los treinta o treinta y dos. ¿Pero si a los treinta y cinco un día despierto queriendo matar a la de veintiséis por no haber hecho más que esperar que el destino la transportara a un lugar que no le place?
De regreso a casa de Lilián analizamos las opciones para la noche y decidimos ir a una fiesta a la que Jordy nos había invitado. Me sentía un poco-bastante incómoda, pues llevaba la misma ropa del día anterior. En algún momento de la reunión me quejé de ese hecho, dije en voz alta que estaba "toda puerca" (pero sí me había bañado, eh). Luis, me preguntó el porqué y le expliqué que me había quedado a dormir en casa de mi amiga. "¿Entonces eres freelance como Lilián?", "No, trabajo en (inserte nombre de mi extrabajo), y estoy de vacaciones, por eso no fui a la oficina". Luis con cara de sorpresa, me increpa: "¿Pero y por qué estás aquí y no en... una playa?".
-"Este, pues, es que... no quería ir sola y nadie pudo viajar"...
-"¿Y eso QUÉ?"
El joven Urquieta procede a contarnos de sus viajes, muchos en solitario. Lo hace de tal forma que deja a Lilián con ojos desorbitados e hipnotizada y a mí... muda. Tal vez no eran grandes aventuras o sucesos o los lugares con la mayor historia del mundo, pero eran diferentes, lejanos, desconocidos. Estaba muda porque no podía opinar. Es como cuando me siento a beber con Carlos y Lear y ellos hablan apasionadamente de un libro que no he leído y sólo sirvo de escucha semianalfabeta que saldrá con un chiste idiota para hacerse notar. Nos habló de América.
Muchos que leen estas líneas saben qué pasó después. Ese fin de semana y a raíz de pláticas como ésa, Lilián decidió viajar a Sudamérica -donde aún está, en Chile-.
Yo tardé un poco más. Tal vez a mí también me motivó escucharla hablando del cono Sur, comenzando a planear la travesía, soñando con Chile, el país que desde niña le atrae ("sin albur, cerdos"). Pensando en la Argentina, en escritores, en libros, en calles, en los Andes, en las llamas, en Colombia... Ojalá y esto funcionara como un gran efecto dominó y haya quienes se animen a viajar al leer los post de ella, tan intensos y hermosos todos. Ha sido lindo ir siguiendo la ruta en tiempo real, ver fotos que ha publicado, sus twits llegando o presumiendo un lugar.
Hubo más motivos para mí aún, pero no conciernen al tema de este post.
En Noviembre decidí viajar. Sufro de aviofobia, lo que hizo muy difícil determinarme a hacerlo. Viajo sola, no puedo esperar a nadie, no quiero hacerlo. Pasarían no sé cuántos años más para que algún amigo tenga el dinero-tiempo-ganas. Toda mi vida he estado como en una pequeña burbuja de cristal llena de cuidados familiares, rutinas, conformidad. Este viaje es mío, únicamente mío, yo lo planeé, yo lo pagué. Quiero ver qué tan capaz soy de hacer las cosas sola y sin depender de nadie, estar lejos con casi nada. Voy a vivir lo que debí experimentar hace al menos un lustro. La máxima satisfacción de hacerlo hasta ahora es que es por mis propios medios, oh, dulce autosuficencia. Concluí también que estaba dejando de moverme y por lo tanto de vivir, por atarme a personas, pertenencias, rutinas. Y no es que coloque en el pináculo de la existencia humana el viajar, pero yo recuerdo más una noche a la orilla del mar que la noche del martes dieciocho de agosto de 2009 en la que lo más emocionante que probablemente hice fue ir al cine.
Voy a Europa (o como yo les llamo "Las Europas quesque Unidas"), y para mí es más que un mochilazo o un tour "quince días-quince ciudades europeas, tómese la foto con el monumento y corra", es más que lo que los gringos le han hecho al turismo, estandarizarlo y convertirlo en producción en serie como una Big mac. Será mi primer viaje al extranjero, el primero de muchos, el de práctica para los meros-meros aventureros.
Quisiera escribir más cosas al respecto, pero estoy abrumada con TODO lo que debo terminar para partir con cierta calma. Motivaciones, expectativas y planes de viaje, los escribiré pronto (como el hecho de "¿Cómo demonios es que vas a Europa si es que jurabas que tu primer viaje no sería de ninguna forma el cliché del estatus?"). Cof, cof.
Quiero extrañar el De efe. Un mes no es nada pero siendo yo tan adicta a él no podría asegurar que no estaré jamaiconeando al tercer día.
Esa semana la pasé en casa haciendo muy poco. Llegó el jueves y organizaron una despedida para Lear que regresaba a Cambridge después de unas semanas en la ciudad, nos quedamos de ver en la Coyoacana. La plática fluyó a la par que la bebida, Nuria me habló de Barcelona, Emilio platicaba del futuro que se asomaba para él en Chicago, seguramente Jordy dijo algo de Alemania, Carlos no puede evitar hablar de Tango. Ya encarrerados nos fuimos a casa de Lilián a seguir platicando -y bebiendo-. Hablamos de historia, de América Latina, la truculenta Independencia de Mexico, la revolución confusa. Y nos dieron la una, las dos, y las tres... y las seis.
Me quedé a dormir allí, por lo que Lilián y yo pasamos el día juntas. Recuerdo que vimos "Sinécdoque New York" (tengo una enfermedad congénita que me impide pronunciar sinécdoque correctamente). Caminamos por la Roma, la Juárez y Reforma -"Mira ahí está la casa de Marcelo Ebrard"-, charlamos más y más. Si me preguntarán de qué, no sabría decirles. De todo y de nada, sólo recuerdo un tema: Moverse. ¿Qué pasa con alguien que no se mueve?, y por no moverse me refiero no a estancarse, sino a sentirse estancado, conformarse con lo conocido. ¿Cómo puedes entender el mundo si no lo conoces, si no experimentas, si no vives?. ¿Qué es conformarse? ¿Qué regla es la que establece "la hiciste"<-----> "la regaste"?. A mí me gusta la rutina, es segura, confiable. Hasta ahora no había tenido queja alguna de no cambiar muchos aspectos de mi vida dejando que el barco llamado tiempo me llevara tranquilamente. La rutina para Olga de veintiséis años estaba bien, tal vez hasta los treinta o treinta y dos. ¿Pero si a los treinta y cinco un día despierto queriendo matar a la de veintiséis por no haber hecho más que esperar que el destino la transportara a un lugar que no le place?
De regreso a casa de Lilián analizamos las opciones para la noche y decidimos ir a una fiesta a la que Jordy nos había invitado. Me sentía un poco-bastante incómoda, pues llevaba la misma ropa del día anterior. En algún momento de la reunión me quejé de ese hecho, dije en voz alta que estaba "toda puerca" (pero sí me había bañado, eh). Luis, me preguntó el porqué y le expliqué que me había quedado a dormir en casa de mi amiga. "¿Entonces eres freelance como Lilián?", "No, trabajo en (inserte nombre de mi extrabajo), y estoy de vacaciones, por eso no fui a la oficina". Luis con cara de sorpresa, me increpa: "¿Pero y por qué estás aquí y no en... una playa?".
-"Este, pues, es que... no quería ir sola y nadie pudo viajar"...
-"¿Y eso QUÉ?"
El joven Urquieta procede a contarnos de sus viajes, muchos en solitario. Lo hace de tal forma que deja a Lilián con ojos desorbitados e hipnotizada y a mí... muda. Tal vez no eran grandes aventuras o sucesos o los lugares con la mayor historia del mundo, pero eran diferentes, lejanos, desconocidos. Estaba muda porque no podía opinar. Es como cuando me siento a beber con Carlos y Lear y ellos hablan apasionadamente de un libro que no he leído y sólo sirvo de escucha semianalfabeta que saldrá con un chiste idiota para hacerse notar. Nos habló de América.
Muchos que leen estas líneas saben qué pasó después. Ese fin de semana y a raíz de pláticas como ésa, Lilián decidió viajar a Sudamérica -donde aún está, en Chile-.
Yo tardé un poco más. Tal vez a mí también me motivó escucharla hablando del cono Sur, comenzando a planear la travesía, soñando con Chile, el país que desde niña le atrae ("sin albur, cerdos"). Pensando en la Argentina, en escritores, en libros, en calles, en los Andes, en las llamas, en Colombia... Ojalá y esto funcionara como un gran efecto dominó y haya quienes se animen a viajar al leer los post de ella, tan intensos y hermosos todos. Ha sido lindo ir siguiendo la ruta en tiempo real, ver fotos que ha publicado, sus twits llegando o presumiendo un lugar.
Hubo más motivos para mí aún, pero no conciernen al tema de este post.
En Noviembre decidí viajar. Sufro de aviofobia, lo que hizo muy difícil determinarme a hacerlo. Viajo sola, no puedo esperar a nadie, no quiero hacerlo. Pasarían no sé cuántos años más para que algún amigo tenga el dinero-tiempo-ganas. Toda mi vida he estado como en una pequeña burbuja de cristal llena de cuidados familiares, rutinas, conformidad. Este viaje es mío, únicamente mío, yo lo planeé, yo lo pagué. Quiero ver qué tan capaz soy de hacer las cosas sola y sin depender de nadie, estar lejos con casi nada. Voy a vivir lo que debí experimentar hace al menos un lustro. La máxima satisfacción de hacerlo hasta ahora es que es por mis propios medios, oh, dulce autosuficencia. Concluí también que estaba dejando de moverme y por lo tanto de vivir, por atarme a personas, pertenencias, rutinas. Y no es que coloque en el pináculo de la existencia humana el viajar, pero yo recuerdo más una noche a la orilla del mar que la noche del martes dieciocho de agosto de 2009 en la que lo más emocionante que probablemente hice fue ir al cine.
Voy a Europa (o como yo les llamo "Las Europas quesque Unidas"), y para mí es más que un mochilazo o un tour "quince días-quince ciudades europeas, tómese la foto con el monumento y corra", es más que lo que los gringos le han hecho al turismo, estandarizarlo y convertirlo en producción en serie como una Big mac. Será mi primer viaje al extranjero, el primero de muchos, el de práctica para los meros-meros aventureros.
Quisiera escribir más cosas al respecto, pero estoy abrumada con TODO lo que debo terminar para partir con cierta calma. Motivaciones, expectativas y planes de viaje, los escribiré pronto (como el hecho de "¿Cómo demonios es que vas a Europa si es que jurabas que tu primer viaje no sería de ninguna forma el cliché del estatus?"). Cof, cof.
Quiero extrañar el De efe. Un mes no es nada pero siendo yo tan adicta a él no podría asegurar que no estaré jamaiconeando al tercer día.
viernes, 17 de abril de 2009
Me gusta lo "caro"
Yo me rehuso a viajar a Europa. Tal vez sea por que actualmente ir a Europa es referencial del estatus. Detesto (y considero de mal gusto) las fotos donde las personas posan con la torre Eiffel de fondo, es el cliché máximo del turista europeo. Todos quieren ir a Europa porque es el primer mundo, hay belleza pa' donde voltees (¿y aquí no o qué?). Ve a Europa y muere después. Hay quien viaja a España y no va a la Alhambra o no sabe quien es Calatrava, mucho menos visitó el Guggenheim. Pero "España es lo máximo". No sé, de pronto simplemente soy una idiota que encuentra repugnante tanta adoración a las Europas, cuando, esos gobiernos, esas sociedades, son tan "esplendorosos" porque se cimentaron en colonias y sistemas económicos que poco o nada bueno han hecho por otros países. Soy una extremista y ¿qué?.
Prefiero ir a botar mi dinero en otras latitudes. Por desgracia resulta más caro. Estaba escuchando el soundtrack de "Slumdog Millionare" (eso sí me fascinó de la película, bueno, la película me gustó pero hasta ahí) y pensé "que chingados, tanta joda laboral que valga la pena, vámonos a la India". Y juuuusto, juuusto éste año hay eclipse total de sol. Soy una dañada-clavada de la astronomía, casi me desmayo de la felicidad en 1991 cuando desde la azotea del edificio donde vivía contemplé el eclipse, y casi quedo ciega porque por ratos me quité el protector (soy una terca). Ir a la India implica un gasto más fuerte que ir a Europa ¿por qué?...¿por qué siempre me interesa lo más difícil?. Sobra decir que desde niña siento una especial devoción por la cultura Hindú, en mi colección de películas hay 5 relativas a la India, la última "Water"-jaja, serían 6 si consideramos "The Daarjeling Limited"-. Entre las personalidades que más admiro están Gandhi y la diminuta pero enorme monja de Calcuta. La ropa, la fisonomía, me atraen demasiado. Su historia, su mística milenaria. Son decenas de razones por las que quiero ir a la India.
El problema es que hay crisis, el peso no está devaluado, sino lo que le sigue, y los vuelos son excesivamente costosos. Además, soy una bruta que no sabe organizarse y buscar promociones. En el blog de la pequeña capitalista hay un post reciente en el que nos recomienda ligas para viajes baratos, buscaré y buscaré, a ver si mi guajirada es viable.
Tips son bienvenidos, donaciones espontáneas también...
Prefiero ir a botar mi dinero en otras latitudes. Por desgracia resulta más caro. Estaba escuchando el soundtrack de "Slumdog Millionare" (eso sí me fascinó de la película, bueno, la película me gustó pero hasta ahí) y pensé "que chingados, tanta joda laboral que valga la pena, vámonos a la India". Y juuuusto, juuusto éste año hay eclipse total de sol. Soy una dañada-clavada de la astronomía, casi me desmayo de la felicidad en 1991 cuando desde la azotea del edificio donde vivía contemplé el eclipse, y casi quedo ciega porque por ratos me quité el protector (soy una terca). Ir a la India implica un gasto más fuerte que ir a Europa ¿por qué?...¿por qué siempre me interesa lo más difícil?. Sobra decir que desde niña siento una especial devoción por la cultura Hindú, en mi colección de películas hay 5 relativas a la India, la última "Water"-jaja, serían 6 si consideramos "The Daarjeling Limited"-. Entre las personalidades que más admiro están Gandhi y la diminuta pero enorme monja de Calcuta. La ropa, la fisonomía, me atraen demasiado. Su historia, su mística milenaria. Son decenas de razones por las que quiero ir a la India.
El problema es que hay crisis, el peso no está devaluado, sino lo que le sigue, y los vuelos son excesivamente costosos. Además, soy una bruta que no sabe organizarse y buscar promociones. En el blog de la pequeña capitalista hay un post reciente en el que nos recomienda ligas para viajes baratos, buscaré y buscaré, a ver si mi guajirada es viable.
Tips son bienvenidos, donaciones espontáneas también...
viernes, 20 de marzo de 2009
"Por vos yo bajaría el sol o me hundiría en el mar" o no. La neta nomás me caes bien.
Pues después de algunos momentos lo que llegó no fue un kayak. Fue una tabla de surf. El dueño del lugar lo practica y corrió por ella cuando se dió cuenta del "problemita". Daniel, el chico que fue el único de mis "amigos" con la suficiente valentía para intentar rescatarme, pudo unirse a nosotros en la tabla de surf.

La tercera de izq a der soy yo. El que está a mi lado es Daniel.
¿P-p-e-eero quién se pone a tomar fotos en medio de un accidente?. Chibiboto. Él es otro de mis compañeros de trabajo pero no iba en el mismo grupo que nosotros. Estaba en la alberca (donde no se veía el mar) cuando vió correr al dueño con una tabla de surf, él y sus amigos pensaban que iba a surfear (cosa lógica) y querían tomarle fotos. No fue hasta después que se dió cuenta que los "pajaritos" que se veían a lo lejos eran 4 cabezas q sobresalían del mar...

En puntito rojo indica el lugar dónde fuí "rescatada". Creo que mientras el tipo-buen-nadador-de-dos -metros me sostuvo, todavía nos alejamos más. Ya con la tabla tuvimos que salir del mar en diagonal, porque derechito nomás te sigue alejando la corriente. Pasaron todavía varios minutos para que saliéramos.


Tan-Tan
martes, 17 de marzo de 2009
Qué hermoso sería tu mar, si supiera yo nadar
(Este post debió publicarse hace más de un mes. No sé por que no lo saqué a la luz. Me acordé de él éste fin que también fue puente. Dichos acontecimientos tuvieron lugar el fin de semana largo que nos proporcionó el día de nuestra tachoneadísima constitución, días después del fallecimiento de mi abuelo)
Pues huyendo del funeral me fui a la playa (ingratitud no, cobardía diría yo). Estuve viviendo un duelo a mi manera, el que espero mis acompañantes no hayan notado del todo porque: ¿quién chingados quiere ir a pasar unos días de vacaciones con un manojo de melancolía y tristeza?, cabe señalar que era más una onda de descanso y relajación que de desmadre.
Y henos ahí, frente a frente, el mar y yo. Ya expliqué que no nos caíamos muy bien. Pero el año pasado que fui al caribe, nuestra relación floreció. Aquello fue hermoso, primero le temía, pero agarré confianza, él se resistía y me alejaba (me revolcaba en las playas de Tulum), luego todo fue apacible y los dos nos hicimos muy cercanos, pasamos muchas horas juntos. Él escuchó de mis penas y para consolarme me alegró la vista, me divirtió con sus impredecibles olas, me arrulló con su voz (ay, que metáfora más cursi).
Los primeros dos días se comportó igualito que la vez pasada. Estuve contenta jugueteando con él (soy una bruta a la que le divierte mucho estar en la olas gritando y dejándose llevar, y así una ola me pegue en todita la cara me ataco de la risa). La playa en la que estábamos no es muy turística. Entiéndase: no hay hoteles, ni salvavidas, ni lanchas, ni botes, NADA. Por lo tanto está limpia, gozas de cierta privacidad, dicen que se pueden ver ballenas (cosa que yo no logré), en temporada liberan tortuguitas, nosotros vimos mantarrayas ó como un lugareño nos instruyó: “no, esas no son... ¿manta-qué?, no, no, son murciélagos marinos, como un pingüino aplastado y con cola larga”.
Pues el tercer día estaban ahí las mantarrayas alias "pingüinos marinos" y yo preferí verles desde la orilla. Se suponía que esa tarde regresaríamos al DeFe, pero le sacamos a la agobiante fila que sabíamos habría en la caseta de regreso, decidimos partir a la mañana siguiente. Yo tenía un día más para juguetear en el mar. Poco después del medio día cuando ya no andaban las mantarrayas sorteando las olas, me metí. Empecé a brincar y chapucear. Estaba a unos 2o o 25 metros de donde toca el agua la arena. Junto a mí casi siempre estuvieron dos amigos, los tres sabíamos que yo no sabía nadar y a la vez ellos sabían nadar muy poco, por eso nos hacíamos "compañía".Uno de ellos se la pasó diciéndome todas y cada una de las veces que jugábamos que no me alejara, que no dejara que me llevara la corriente, "no te vayas para allá", así como muy papá cuidando niña. Mi otro amigo es más reservado y no me decía nada, digamos que andaba en su pedo.
Hubo un momento que duró menos de un minuto, una tontería. Se me ocurrió dar tres pasos más hacia adelante para que no tuviera que pasar las olas por abajo y así evitar que rompieran en mi cara. No me dí cuenta que venían una serie de oleadas marca "no mames", estaba de espaldas al mar. De pronto sentí cómo mis pies súbitamente dejaban de tocar la arena, la corriente me jaló hacia atrás algunos metros. No supe cómo pasó. Sólo empecé a sentir que no tenía de dónde agarrarme y me hundía. Por mi cabeza empezó a circular la idea "no hay botes, no hay salvavidas"... "no hay botes, no hay salvavidas"..."no hay botes, no hay salvavidas"...
Y empecé a gritar, el oxígeno que miserablemente era capaz de obtener estaba destinado para eso, para que mis amigos supieran que estaba ahogándome. De esos primeros segundos en los que comenzaba a caer en la desesperación absoluta, recuerdo la cara de uno de ellos: era el vivo retrato de la angustia.
El otro optó por intentar llegar a donde estaba yo, se confió de su estatura (es un chico alto). Supongo que encontrarse del lado de los que presencian la desgracia ajena tampoco es grato. De estar en su lugar, tal vez yo hubiera actuado igual, lanzarme sin pensar. Como advertencia: lo último que debe hacerse es intentar salvar a alguien cuando no sabes técnicas de socorro en el mar y peor aún, si no nadas bien. En lugar de un ahogado pueden ser dos. Justamente eso empezó a suceder, YO comencé a hundir a mi amigo (sin querer, claro está). Él intentó zafarse de mí, pero se lo impedí (así de histérica estaba). Cada vez nos alejábamos más, apenas distinguía a las personas. Dicen los que estaban en la orilla que momentos después él y yo nos separamos, yo no recuerdo eso.
Me ha sido difícil explicar qué pasaba por mi mente en esos momentos. Miles de pensamientos. Lo que he hecho, lo que no, pero primordialmente pensé en mi familia. Mis padres en un velorio...y ahora en otro, el mío. Me dio mucho coraje, muchísimo. Cómo por una estupidez, un descuido casi pueril, iba a quedar ahí nada más, en una playa del Pacífico. La llegada del final de todo. Tal vez no ví mi vida en flashback, ni la choteadísima luz en medio de un tunel. Sólo atino a describir un extraño fluir de las más diversas y contradictorias sensaciones, desde el pánico más aturdidor hasta la nostalgia más profunda. "Y-a v-a-l-i-ó". Tan simple y llano. Me da curiosidad el hecho de que en un momento tan desesperado no pensé en Dios. Todo era mi familia, la gente que ya no vería, lo que no haría. Yo.
Mientras daba por hecho que estaba viviendo mis últimos instantes de vida, una persona llegó por mí. Era un sujeto que habíamos visto nadar los dos días anteriores, el único de los turistas, aparte de nosotros, que se metía al mar. La diferencia estribaba en que él sí nadaba bien. Me tranquilizó. "No te muevas, ponte de muertito y sólo flota, relájate por favor, ahí viene alguien con un kayak". Ahora Kayak es mi palabra favorita, sólo por el efecto que provocó en ése justo instante: el final de la angustia, que no del miedo.
El problema fue que, a pesar de que él era buen nadador la corriente nos seguía alejando. Según cálculos posteriores, habían pasado cerca de 5 minutos desde que empecé a ahogarme. Ya no podía distinguir a nadie en la orilla, y el hombre que estaba rescatándome comenzaba a cansarse. Mi amigo que cayó en el mismo problema por querer ayudarme estaba cada vez más lejos, a 4 o 5 metros de nosotros y decía que podía aguantar pero no sabía por cuanto tiempo. No salíamos, sólo nos alejábamos y yo no veía ningún maldito kayak.
Esto ya está muy largo. Mañana la conclusión y las fotos.
Pues huyendo del funeral me fui a la playa (ingratitud no, cobardía diría yo). Estuve viviendo un duelo a mi manera, el que espero mis acompañantes no hayan notado del todo porque: ¿quién chingados quiere ir a pasar unos días de vacaciones con un manojo de melancolía y tristeza?, cabe señalar que era más una onda de descanso y relajación que de desmadre.
Y henos ahí, frente a frente, el mar y yo. Ya expliqué que no nos caíamos muy bien. Pero el año pasado que fui al caribe, nuestra relación floreció. Aquello fue hermoso, primero le temía, pero agarré confianza, él se resistía y me alejaba (me revolcaba en las playas de Tulum), luego todo fue apacible y los dos nos hicimos muy cercanos, pasamos muchas horas juntos. Él escuchó de mis penas y para consolarme me alegró la vista, me divirtió con sus impredecibles olas, me arrulló con su voz (ay, que metáfora más cursi).
Los primeros dos días se comportó igualito que la vez pasada. Estuve contenta jugueteando con él (soy una bruta a la que le divierte mucho estar en la olas gritando y dejándose llevar, y así una ola me pegue en todita la cara me ataco de la risa). La playa en la que estábamos no es muy turística. Entiéndase: no hay hoteles, ni salvavidas, ni lanchas, ni botes, NADA. Por lo tanto está limpia, gozas de cierta privacidad, dicen que se pueden ver ballenas (cosa que yo no logré), en temporada liberan tortuguitas, nosotros vimos mantarrayas ó como un lugareño nos instruyó: “no, esas no son... ¿manta-qué?, no, no, son murciélagos marinos, como un pingüino aplastado y con cola larga”.
Pues el tercer día estaban ahí las mantarrayas alias "pingüinos marinos" y yo preferí verles desde la orilla. Se suponía que esa tarde regresaríamos al DeFe, pero le sacamos a la agobiante fila que sabíamos habría en la caseta de regreso, decidimos partir a la mañana siguiente. Yo tenía un día más para juguetear en el mar. Poco después del medio día cuando ya no andaban las mantarrayas sorteando las olas, me metí. Empecé a brincar y chapucear. Estaba a unos 2o o 25 metros de donde toca el agua la arena. Junto a mí casi siempre estuvieron dos amigos, los tres sabíamos que yo no sabía nadar y a la vez ellos sabían nadar muy poco, por eso nos hacíamos "compañía".Uno de ellos se la pasó diciéndome todas y cada una de las veces que jugábamos que no me alejara, que no dejara que me llevara la corriente, "no te vayas para allá", así como muy papá cuidando niña. Mi otro amigo es más reservado y no me decía nada, digamos que andaba en su pedo.
Hubo un momento que duró menos de un minuto, una tontería. Se me ocurrió dar tres pasos más hacia adelante para que no tuviera que pasar las olas por abajo y así evitar que rompieran en mi cara. No me dí cuenta que venían una serie de oleadas marca "no mames", estaba de espaldas al mar. De pronto sentí cómo mis pies súbitamente dejaban de tocar la arena, la corriente me jaló hacia atrás algunos metros. No supe cómo pasó. Sólo empecé a sentir que no tenía de dónde agarrarme y me hundía. Por mi cabeza empezó a circular la idea "no hay botes, no hay salvavidas"... "no hay botes, no hay salvavidas"..."no hay botes, no hay salvavidas"...
Y empecé a gritar, el oxígeno que miserablemente era capaz de obtener estaba destinado para eso, para que mis amigos supieran que estaba ahogándome. De esos primeros segundos en los que comenzaba a caer en la desesperación absoluta, recuerdo la cara de uno de ellos: era el vivo retrato de la angustia.
El otro optó por intentar llegar a donde estaba yo, se confió de su estatura (es un chico alto). Supongo que encontrarse del lado de los que presencian la desgracia ajena tampoco es grato. De estar en su lugar, tal vez yo hubiera actuado igual, lanzarme sin pensar. Como advertencia: lo último que debe hacerse es intentar salvar a alguien cuando no sabes técnicas de socorro en el mar y peor aún, si no nadas bien. En lugar de un ahogado pueden ser dos. Justamente eso empezó a suceder, YO comencé a hundir a mi amigo (sin querer, claro está). Él intentó zafarse de mí, pero se lo impedí (así de histérica estaba). Cada vez nos alejábamos más, apenas distinguía a las personas. Dicen los que estaban en la orilla que momentos después él y yo nos separamos, yo no recuerdo eso.
Me ha sido difícil explicar qué pasaba por mi mente en esos momentos. Miles de pensamientos. Lo que he hecho, lo que no, pero primordialmente pensé en mi familia. Mis padres en un velorio...y ahora en otro, el mío. Me dio mucho coraje, muchísimo. Cómo por una estupidez, un descuido casi pueril, iba a quedar ahí nada más, en una playa del Pacífico. La llegada del final de todo. Tal vez no ví mi vida en flashback, ni la choteadísima luz en medio de un tunel. Sólo atino a describir un extraño fluir de las más diversas y contradictorias sensaciones, desde el pánico más aturdidor hasta la nostalgia más profunda. "Y-a v-a-l-i-ó". Tan simple y llano. Me da curiosidad el hecho de que en un momento tan desesperado no pensé en Dios. Todo era mi familia, la gente que ya no vería, lo que no haría. Yo.
Mientras daba por hecho que estaba viviendo mis últimos instantes de vida, una persona llegó por mí. Era un sujeto que habíamos visto nadar los dos días anteriores, el único de los turistas, aparte de nosotros, que se metía al mar. La diferencia estribaba en que él sí nadaba bien. Me tranquilizó. "No te muevas, ponte de muertito y sólo flota, relájate por favor, ahí viene alguien con un kayak". Ahora Kayak es mi palabra favorita, sólo por el efecto que provocó en ése justo instante: el final de la angustia, que no del miedo.
El problema fue que, a pesar de que él era buen nadador la corriente nos seguía alejando. Según cálculos posteriores, habían pasado cerca de 5 minutos desde que empecé a ahogarme. Ya no podía distinguir a nadie en la orilla, y el hombre que estaba rescatándome comenzaba a cansarse. Mi amigo que cayó en el mismo problema por querer ayudarme estaba cada vez más lejos, a 4 o 5 metros de nosotros y decía que podía aguantar pero no sabía por cuanto tiempo. No salíamos, sólo nos alejábamos y yo no veía ningún maldito kayak.
Esto ya está muy largo. Mañana la conclusión y las fotos.
jueves, 9 de octubre de 2008
El narcopriísmo es lo de hoy
Estoy muy molesta y desilusionada. Aunque se presuma que en las elecciones del domingo reinó un ambiente pacífico y con un número reducido de anomalías, la realidad es que la jornada electoral se vivió con tensión. La siembra de miedo y los actos de amenaza lograron su propósito, el daño ya estaba hecho. La gente salió a votar por candidatos apadrinados por el narcotráfico, mayoritariamente los abanderados del revolucionario institucional, no hubo necesidad de robar urnas o embarazarlas. Guerrero, un estado en el que siempre la violencia ha estado presente, se caracterizó por ser uno de los bastiones primigenios y más importantes del PRD, y es donde el fin de semana, el PRI recobró el lugar de primera fuerza política.
El lugar donde me encontraba fué uno más de esos municipios en los que el PRI recuperó la alcaldía. Sentí rabia al no entender cómo es que la gente votó por un corrupto que se enriqueció hace diez años cuando fue presidente municipal por primera vez, y que en ésta campaña se vendió al narco. ¿"Cada país tiene al gobierno que merece"?. La “victoria” la obtuvieron en las comunidades más pobres y marginadas del municipio, donde el padrón está integrado por no más de sesenta personas, donde pagaron dos mil pesos por voto. No sé, tal vez tenga que ver también con las altas expectativas: con el PRD no vieron el cambio mágico que esperaban (en 3 años), seguramente a unos cuantos les pareció mejor regresar al diablo conocido. A esto hay que agregar que dos días antes de la elección, algunos sujetos descargaron en el zocalito varios cartuchos de grueso calibre durante la madrugada.
Uno de los habitantes del pueblo (la cabecera municipal) me platicó algo que ignoraba del narcotráfico en la zona guerrerense. Es la principal del país y ocupan mayoritariamente a niños y jóvenes en la recolección de la *goma* de la amapola, pues sus dedos son más delgados y se les facilita...¿la educación básica?, bien, gracias.
El lugar donde me encontraba fué uno más de esos municipios en los que el PRI recuperó la alcaldía. Sentí rabia al no entender cómo es que la gente votó por un corrupto que se enriqueció hace diez años cuando fue presidente municipal por primera vez, y que en ésta campaña se vendió al narco. ¿"Cada país tiene al gobierno que merece"?. La “victoria” la obtuvieron en las comunidades más pobres y marginadas del municipio, donde el padrón está integrado por no más de sesenta personas, donde pagaron dos mil pesos por voto. No sé, tal vez tenga que ver también con las altas expectativas: con el PRD no vieron el cambio mágico que esperaban (en 3 años), seguramente a unos cuantos les pareció mejor regresar al diablo conocido. A esto hay que agregar que dos días antes de la elección, algunos sujetos descargaron en el zocalito varios cartuchos de grueso calibre durante la madrugada.
Uno de los habitantes del pueblo (la cabecera municipal) me platicó algo que ignoraba del narcotráfico en la zona guerrerense. Es la principal del país y ocupan mayoritariamente a niños y jóvenes en la recolección de la *goma* de la amapola, pues sus dedos son más delgados y se les facilita...¿la educación básica?, bien, gracias.
La casilla de la cabecera municipal...los del ife me regañaron por tomar fotos (¿?)
No me sorprendería que esto ocurra en todo México. El PRI es un gigante dormido. Que en los últimos años no sepamos mucho de ellos y se muestren como un partido "pacífico", "unido" y bien organizado (o por lo menos sin divisiones notorias) no significa que esté renovado y haya logrado quitarse todas esas viejas mañas y tranzas del pasado. El PRI siempre va a ser el PRI. El asquero, autoritario, represor, comprador de votos (siempre me ha reventado que se usen los programas sociales como medio de compra de votos...ahora creo que es la forma menos culera de hacerlo), ladrón. No es algo que se deba olvidar. Sé que ni el PRD ni el PAN han sido ejemplares en su gobierno, pero parece que se olvidó muy fácil setenta años de los malos/malísimos mandatos del tricolor. Lamentablemente los otrora partidos opositores, se han enfrascado en guerras internas y divisiones que sólo les han acarreado perder el espacio que tantos años (y vidas) les costó ganar.
Tal vez sean mi enojo y desilusión son los que me hagan parecer tan parcial...pero...¿aliarse con el narco?, es demasiado.
Tal vez sean mi enojo y desilusión son los que me hagan parecer tan parcial...pero...¿aliarse con el narco?, es demasiado.
martes, 30 de septiembre de 2008
Gélido regreso
La ciudad es maravillosa, pero yo quedé enamorada de la playa. Yo, que siempre había jurado que no era lo mío, que "qué horror cuánta arena", que es imposible nadar, que el calor era apabullante.
Podría definir mi viaje como "Cuenta conmigo" -en la playa- región 4, con los/las protagonistas más creciditas nomás en edad, pero cuasi igual de babotas que Gordy Lachance, Teddy Duchap, Vern Tessio, y Chris Chambers (que era el papel de River Phoenix, yo optimista y gandallamente digo que por equivalencia es el perfil que me correspondería ¡ja!). Es que nos pasó de todo, reímos, lloramos, nos peleamos, desafiamos mil peligros.
¡Quiero regresaaaaaaaaaaaaaaaaar!
Me dí cuenta que en la playa la vida es más sabrosa. Y que no soy alguien sólo de pueblitos y paisajes montañezcos.
En el Defe estoy helada, medio triste, medio alegre, a medias.
Los post-reseñas son harto largos y descriptivos. No sé si subir fotos de su servidora. De regreso, me topé en el werapod (mi ipod, pues) una rola de Dido, que pensé expresaba perfectamente mi sentir: Sand in my Shoes. Ya me dí cuenta que nomás me debería quedar a la mitad. A medias.
Podría definir mi viaje como "Cuenta conmigo" -en la playa- región 4, con los/las protagonistas más creciditas nomás en edad, pero cuasi igual de babotas que Gordy Lachance, Teddy Duchap, Vern Tessio, y Chris Chambers (que era el papel de River Phoenix, yo optimista y gandallamente digo que por equivalencia es el perfil que me correspondería ¡ja!). Es que nos pasó de todo, reímos, lloramos, nos peleamos, desafiamos mil peligros.
(sobretodo porque River Phoenix -tan bello que era- y yo lloramos igualiiito)
¡Quiero regresaaaaaaaaaaaaaaaaar!
Me dí cuenta que en la playa la vida es más sabrosa. Y que no soy alguien sólo de pueblitos y paisajes montañezcos.
En el Defe estoy helada, medio triste, medio alegre, a medias.
Los post-reseñas son harto largos y descriptivos. No sé si subir fotos de su servidora. De regreso, me topé en el werapod (mi ipod, pues) una rola de Dido, que pensé expresaba perfectamente mi sentir: Sand in my Shoes. Ya me dí cuenta que nomás me debería quedar a la mitad. A medias.
martes, 9 de septiembre de 2008
¿Qué será del D.F. sin la Defe?
A veces he pensado en cambiar mi nick por *defectuosa salitrosa*. Si algo va salir mal, no va a resultar ó se va romper, tuve que ver. A veces soy muy torpe y le echo la culpa a una nube maligna que debe rondar mi persona todos los días y a toda hora, lo que es peor, a veces de verdad siento que hay una confabulación de energías universales para amargar mi destino. A pesar de que me digan que hay más probabilidades de morir por viajar en el lomo de un burro que por tomar un avión, yo no lo sé a ciencia cierta. “¿Porqué habría de pasarte a ti?”, yo salgo siempre con la contra pregunta “¿y porqué no?”, bien positiva ésta chica.
Tengo miedo a volar en avión, nunca lo he hecho, y mañana, es decir al rato, estaré trepada en una de esas aves metálicas todas contaminadoras y escandalosas. Y tengo miedo, ¿qué tal si no tiene falange izquierda (chiste pa fans de friends)?...
La otra opción es que a veces puedo ser terriblemente egocéntrica y por eso creo que las calamidades externas son, fueron, serán por y para mí. Cómo el tráfico, y la ilusión de la fila de al lado avanza más rápido, la cajera lenta o torpe es la que me atiende, justo cuando salgo de la oficina empieza a llover, y justo el día que no llevo paraguas y justo cuando llevo los zapatitos beige de gamuza...
También he pensado que el miedo a volar pueda tener un orígen más arraigado en mi psique. No sé, tal vez sólo pase y ni cuenta me dé y tan feliz. Ó tal vez haga un “Marge Simpson” en el aeropuerto.
Voy a la playa, al paraíso donde vive (hasta la próxima semana) mi amiga Ariadna. Será una travesía especial, por que por primera vez después de diez años de amistad, mis cuatro amigas de la freseis y yo viajaremos juntas (ahora que lo pienso es como una forma de festejar), y por que será para despedirnos de Ariadna (a quien cariñosamente adjudicamos el sobrenombre *tontita*) que se marcha a España a estudiar la maestría. Ahorita ya lo digo muy contenta, pero la idea de despedir a mi amiga en aeropuertos cada dos años y saber de su vida por messenger no termina de satisfacerme...la otra es que no soy muy fan de la playa por culpa de mi piel, me pongo rojísima y nunca me pelo, entonces ando por el mundo como de colores: Rojo, rosa, morado, quemado, etc. También me choca planear cosas y hacer itinerarios, soy más de “ahorita se me antoja tal”, y ¿cómo puede uno reservar via web, con qué seguridad?, si no confío ni en las fotos de los menús de los restaurantes, mucho menos en las fotos de las habitaciones de hoteles. El año pasado fuí a Acapulco al hotel...chale no me acuerdo cual, pero era de esos que son cadena y hay mil ocho mil en el país, de 5 estrellas. En la habitación descubrimos cucarachas. Por eso soy más de la idea de ir, ver el hotel, y decidir en la marcha.
También le tengo miedo al mar (chale, qué pinche miedosa soy), no sé nadar. Alguien me dijo que tengo que aprender, no por que sea necesario, dado que mientras no me acerque al agua no corro peligro, sino para aprender a no querer imponer mis ideas y control sobre los asuntos de mi vida en los que no decido yo. Esa persona me dijo que era muy *mental* y que mi constante (y castrante) ir y venir de ideas no me dejan soltarme y dejarme llevar por la corriente...
Ayer por la tarde fui de compras y sufrí. ¿Quieren ver como enloquece una mujer y se instala en un mal humor cuando va de compras?, llévenla al área de trajes de baño. Qué suplicio más abominable. Pocas veces me he quejado de mi peso, soy delgada, no flaca, el haber practicado de niña/puberta un deporte de algo me sirvió, el ser vegetariana también, pero qué horror, qué fatal me siento en traje de baño, cosa que no sucede con ningún otro tipo de vestimenta. Los hombres la tiene taaan fácil con eso. Es que parece que todos los jodidos trajes de baño para mujeres estuvieran diseñados para que a la de a huevo tuvieran que verse *sexys*, vamos, hasta lo nauseabundos en colores y estampados parecen gritar “quiero verme sexy y que me voltees a ver”. Me compré los que pienso, creo, no me hacen ver mal ni llaman la atención, y dicen “yo vengo a disfrutar la paz de estas playas”, pasar desapercibida, pues. Chale, ¿porqué tantas mujeres tenemos esas inseguridades tan horribles con nuestro físico? (nota bloguera: tema para otro post).
Ni modo, pasaré el grito en plena playita, con sol, arena, mar, música lánguida y sensual...Ojalá y no se agarren mucho del chongo nuestros políticos con lo del grito. Es una tradición Porfirista (que se lleve a cabo el día 15 en la noche), no sé qué tanta pelea con eso si la historia oficial de la Sep ha satanizado tanto-tanto a Díaz (era un cabrón, pero ¡qué cabrón!), ya, regrésenla al 16, o que uno grite el 15 y otro el 16 y tan tan. ¿Se han fijado que cada presidente da el grito según cómo está su sexenio?. De de la Madrid no puedo opinar porque apenas lo recuerdo, Salinas de Gortari con más enjundia que lo que su delicada y esmirriada voz nos hicieran suponer, es que estuvo actuando todo el tiempo el muy culero; Ernesto Zedillo lo hacía fatal, hasta nervioso, sin ganas, muy “X”; Vicente Fox...tan grandote y tan chillón, se le salían los gallos, ¿no que mucho vozarrón?, y con la Marth'ita ahí, tan cerquita, casi calléndose del balcón; y...y... ah sí, Felipe Calderón...este...ejem...¿ha dado algún grito?...
Vuelvo en un parpadeo...
Tengo miedo a volar en avión, nunca lo he hecho, y mañana, es decir al rato, estaré trepada en una de esas aves metálicas todas contaminadoras y escandalosas. Y tengo miedo, ¿qué tal si no tiene falange izquierda (chiste pa fans de friends)?...
La otra opción es que a veces puedo ser terriblemente egocéntrica y por eso creo que las calamidades externas son, fueron, serán por y para mí. Cómo el tráfico, y la ilusión de la fila de al lado avanza más rápido, la cajera lenta o torpe es la que me atiende, justo cuando salgo de la oficina empieza a llover, y justo el día que no llevo paraguas y justo cuando llevo los zapatitos beige de gamuza...
También he pensado que el miedo a volar pueda tener un orígen más arraigado en mi psique. No sé, tal vez sólo pase y ni cuenta me dé y tan feliz. Ó tal vez haga un “Marge Simpson” en el aeropuerto.
Voy a la playa, al paraíso donde vive (hasta la próxima semana) mi amiga Ariadna. Será una travesía especial, por que por primera vez después de diez años de amistad, mis cuatro amigas de la freseis y yo viajaremos juntas (ahora que lo pienso es como una forma de festejar), y por que será para despedirnos de Ariadna (a quien cariñosamente adjudicamos el sobrenombre *tontita*) que se marcha a España a estudiar la maestría. Ahorita ya lo digo muy contenta, pero la idea de despedir a mi amiga en aeropuertos cada dos años y saber de su vida por messenger no termina de satisfacerme...la otra es que no soy muy fan de la playa por culpa de mi piel, me pongo rojísima y nunca me pelo, entonces ando por el mundo como de colores: Rojo, rosa, morado, quemado, etc. También me choca planear cosas y hacer itinerarios, soy más de “ahorita se me antoja tal”, y ¿cómo puede uno reservar via web, con qué seguridad?, si no confío ni en las fotos de los menús de los restaurantes, mucho menos en las fotos de las habitaciones de hoteles. El año pasado fuí a Acapulco al hotel...chale no me acuerdo cual, pero era de esos que son cadena y hay mil ocho mil en el país, de 5 estrellas. En la habitación descubrimos cucarachas. Por eso soy más de la idea de ir, ver el hotel, y decidir en la marcha.
También le tengo miedo al mar (chale, qué pinche miedosa soy), no sé nadar. Alguien me dijo que tengo que aprender, no por que sea necesario, dado que mientras no me acerque al agua no corro peligro, sino para aprender a no querer imponer mis ideas y control sobre los asuntos de mi vida en los que no decido yo. Esa persona me dijo que era muy *mental* y que mi constante (y castrante) ir y venir de ideas no me dejan soltarme y dejarme llevar por la corriente...
Ayer por la tarde fui de compras y sufrí. ¿Quieren ver como enloquece una mujer y se instala en un mal humor cuando va de compras?, llévenla al área de trajes de baño. Qué suplicio más abominable. Pocas veces me he quejado de mi peso, soy delgada, no flaca, el haber practicado de niña/puberta un deporte de algo me sirvió, el ser vegetariana también, pero qué horror, qué fatal me siento en traje de baño, cosa que no sucede con ningún otro tipo de vestimenta. Los hombres la tiene taaan fácil con eso. Es que parece que todos los jodidos trajes de baño para mujeres estuvieran diseñados para que a la de a huevo tuvieran que verse *sexys*, vamos, hasta lo nauseabundos en colores y estampados parecen gritar “quiero verme sexy y que me voltees a ver”. Me compré los que pienso, creo, no me hacen ver mal ni llaman la atención, y dicen “yo vengo a disfrutar la paz de estas playas”, pasar desapercibida, pues. Chale, ¿porqué tantas mujeres tenemos esas inseguridades tan horribles con nuestro físico? (nota bloguera: tema para otro post).
Ni modo, pasaré el grito en plena playita, con sol, arena, mar, música lánguida y sensual...Ojalá y no se agarren mucho del chongo nuestros políticos con lo del grito. Es una tradición Porfirista (que se lleve a cabo el día 15 en la noche), no sé qué tanta pelea con eso si la historia oficial de la Sep ha satanizado tanto-tanto a Díaz (era un cabrón, pero ¡qué cabrón!), ya, regrésenla al 16, o que uno grite el 15 y otro el 16 y tan tan. ¿Se han fijado que cada presidente da el grito según cómo está su sexenio?. De de la Madrid no puedo opinar porque apenas lo recuerdo, Salinas de Gortari con más enjundia que lo que su delicada y esmirriada voz nos hicieran suponer, es que estuvo actuando todo el tiempo el muy culero; Ernesto Zedillo lo hacía fatal, hasta nervioso, sin ganas, muy “X”; Vicente Fox...tan grandote y tan chillón, se le salían los gallos, ¿no que mucho vozarrón?, y con la Marth'ita ahí, tan cerquita, casi calléndose del balcón; y...y... ah sí, Felipe Calderón...este...ejem...¿ha dado algún grito?...
Vuelvo en un parpadeo...
lunes, 28 de enero de 2008
Mafaldita...¡Sonamos!
Desde que puedo leer, leía a Mafalda. Esa chiquilla argentina de 5 años con ganas de curar al mundo y acabar con la sopa. Sus frases, sus preguntas, sus dudas, llenaron mi cabecita y mis horas infantiles.
He de aceptar (no muy modestamente) que muchas de las actitudes de Mafaldita se me fueron quedando grabadas hasta ser parte de mi personalidad (nunca sabré si ya estaban ahí y afloraron más rápido, o si en efecto Quino las sembró). Mafalda se queja, se defiende, se acongoja, y se burla.
Al igual que ella no puedo entender muchas cosas de política y exploto de ira ante tantas injusticias. No estoy de acuerdo con ningún-NINGÚN- tipo de violencia (exceptuando la cinematográfica). Tengo amigos como Susanita y Manolito y aún así son mis amigos ("es que somos pocos y nos conocemos demasiado"). Soy patriota, aunque esa palabra en el país esta demasiado desvirtuada, me duele lo que le pasa a México: tiene insuficiencia en la glándula impartidora de justicia, desnutrición infantil, peritonitis en el sistema gubernamental (o séase que está lleno de mierda), acidez y agruras en el congreso, y por si fuera poco le van a dar catarros muy seguido en el sureste con tanto puto cambio de temperatura.
También están los días en los que agarro un curita y quisiera saber ¿cómo hace uno para ponérselo en el alma?. Tengo la maldita costumbre de querer arreglar la vida de los demás y actuar como mediadora de conflictos (cosa que me acarrea problemas de vez en cuando), sobre todo si los partícipes de los pleitos son mis amigos (pero a que "ni la Onu ha tenido que aguantar lo que yo tengo que aguantar"). Comparto también sus lapsus (en mí más recurrentes), en los que ella misma no se reconoce, tiende al egoísmo y la pereza más propios de Susanita o Felipito. También actúa de forma celosa ante la llegada del "querido hermanito", y este, pues, yo soy mucho bastante celosa... a veces.
Cómo si eso no fuera suficiente, empecé a dibujar muñequitas, monitos e imitando pobremente las tiras de Quino. Me motivó a dibujar (mi afición a garabatear manga y personajes del anime llegaría mucho después), acción que terminó por definir mi sacrosantísimo y bello oficio: diseño gráfico.
En fin, encontrábame yo en Monterrey allá por el año 2004 y coincidió que en Cintermex (que era donde estaba yo trabajando) se llevaba a cabo la Feria del Libro y Quino andaba por ahí. Compré cuatro libros y fui a la conferencia y a la firma de autógrafos, quería conocer al papá de mi querida Mafalda. Mucha felicidad "farandulera-fanática". El señor es a-d-o-r-a-b-l-e. Con todo y la loca esa que le dijo quien sabe qué tanta barbaridad de que le debe su carrera y parte de su personalidad y quien sabe que más. Tipa enferma.
La foto está borrosa porque la tomó una ñora que estaba en la fila y tenía pulso maraqueril (¡ah mi cabello largo y "rizado"!)
Nota.- Ni mi nariz ni mi barbilla son así, la foto borrosa horrible así lo hace ver, ¡pero nooo!
"Y fíjate que cuando tenía ocho años y mi mamá me obligaba a tomarme la leche con nata(¡puaj!), yo le decía 'pero mamá, acaso estas en contra del control de la natalidad?'"...
Este recuerdo sale a flote porque la semana pasada leí en el periódico una entrevista de él, y no pude evitar pensar qué diría Mafalda ante tanto deschavetado en el gobierno (caso Bush y Chávez), la elevadísima temperatura de la tierra (que un día de estos se nos queda en reposo absoluto) y el eterno forcejeo árabe-israelí que sigue y sigue y seguirá (aka Tom y Jerry)...ah si, y Fidel Castro que también sigue (sí, ¡¡¡sigue!!!) "aseando su &$%"&% moño"...
He de aceptar (no muy modestamente) que muchas de las actitudes de Mafaldita se me fueron quedando grabadas hasta ser parte de mi personalidad (nunca sabré si ya estaban ahí y afloraron más rápido, o si en efecto Quino las sembró). Mafalda se queja, se defiende, se acongoja, y se burla.
Al igual que ella no puedo entender muchas cosas de política y exploto de ira ante tantas injusticias. No estoy de acuerdo con ningún-NINGÚN- tipo de violencia (exceptuando la cinematográfica). Tengo amigos como Susanita y Manolito y aún así son mis amigos ("es que somos pocos y nos conocemos demasiado"). Soy patriota, aunque esa palabra en el país esta demasiado desvirtuada, me duele lo que le pasa a México: tiene insuficiencia en la glándula impartidora de justicia, desnutrición infantil, peritonitis en el sistema gubernamental (o séase que está lleno de mierda), acidez y agruras en el congreso, y por si fuera poco le van a dar catarros muy seguido en el sureste con tanto puto cambio de temperatura.
También están los días en los que agarro un curita y quisiera saber ¿cómo hace uno para ponérselo en el alma?. Tengo la maldita costumbre de querer arreglar la vida de los demás y actuar como mediadora de conflictos (cosa que me acarrea problemas de vez en cuando), sobre todo si los partícipes de los pleitos son mis amigos (pero a que "ni la Onu ha tenido que aguantar lo que yo tengo que aguantar"). Comparto también sus lapsus (en mí más recurrentes), en los que ella misma no se reconoce, tiende al egoísmo y la pereza más propios de Susanita o Felipito. También actúa de forma celosa ante la llegada del "querido hermanito", y este, pues, yo soy mucho bastante celosa... a veces.
Cómo si eso no fuera suficiente, empecé a dibujar muñequitas, monitos e imitando pobremente las tiras de Quino. Me motivó a dibujar (mi afición a garabatear manga y personajes del anime llegaría mucho después), acción que terminó por definir mi sacrosantísimo y bello oficio: diseño gráfico.
En fin, encontrábame yo en Monterrey allá por el año 2004 y coincidió que en Cintermex (que era donde estaba yo trabajando) se llevaba a cabo la Feria del Libro y Quino andaba por ahí. Compré cuatro libros y fui a la conferencia y a la firma de autógrafos, quería conocer al papá de mi querida Mafalda. Mucha felicidad "farandulera-fanática". El señor es a-d-o-r-a-b-l-e. Con todo y la loca esa que le dijo quien sabe qué tanta barbaridad de que le debe su carrera y parte de su personalidad y quien sabe que más. Tipa enferma.
Nota.- Ni mi nariz ni mi barbilla son así, la foto borrosa horrible así lo hace ver, ¡pero nooo!
lunes, 10 de diciembre de 2007
Andanzas tapatías parte I
Pues si, los mocos llegaron y no querían irse. El viaje hacia Guadalajara transcurrió con un desfile de kleenex y ese sonido que tanto desprecio: el de sonarse la nariz. Para mi es como si la faringe o los pulmones se echaran unos pedos y tuvieran diarrea. Por eso detesto sonarme la nariz, siento que me vengo pedorreando y en este caso todo el mundo se da cuenta que soy yo...
Llegamos por ahí de la 10 de la noche, y los taxistas de la terminal percatándose de que éramos unas humildes turistas defeñas, nos querían cobrar $150 por llevarnos al centro. Terminamos accediendo por uno que nos dejó el viaje en $120. Cuando tomamos un taxi del centro a la terminal ayer, con taxímetro nos cobró $70...no nada más los taxis del D.F. son tranzas.
Nuestro hostal no tenía letreros ni anda que indicara que era un hostal, un poco complicado encontrarlo. Dos de mis amigos ya habían llegado desde horas antes y nos salieron a encontrar. Una vez que dejamos nuestras cosas, salimos a conocer el centro de la ciudad, que esta muy limpio y tranquilo (al contrario del de aquí).
Cenamos en un restaurante que esta al ladito de la Categral Metropolitana (¡¡que es bellísima!!). Mis amigos nos contaron mientras comíamos que cuando llegaron a la ciudad fueron primero al hostal Guadalajara, donde unas chicas "medio pandrositas"(creo que no conocen el término "Chairo") los recibieron y les preguntaron: "ustedes vienen al concierto de Börk, ¿verdad?", al ver la respuesta afirmativa de mis cuates, una de ellas pronunció "por su-poooollo", en vez de por supuesto: por su pollo...orales, que alternativo suena...¿será una modismo chairo o uno regional?...
Tiempo después seguimos recorriendo el sitio y decidimos buscar un bar/antro/lugar donde hubiera alcohol, para pasar un rato ...Christian quería escuchar rock, pero los demás queríamos entrar ya a cualquier lugar y nos metimos a uno que se veía super fresa por fuera pero donde estaban tocando reggaeton adentro...Eso no fue lo peor...la gente era de lo más extraña, había señoras cuarentonas con unos escotes de miedo (si, de miedo). Descubrimos que la razón por la que los otros dos chicos del grupo deseaban ir a un lugar reggaetonero era para ver a las "tapatías buenas" bailar y ver si podían ligar...desilusión total para ellos, tales chicas no existían ahí.
Pero ¡oh sorpresa!, de pronto las luces se apagaron y la música se detuvo. Salieron al "escenario" dos chicas con microfalda rosa metálico, top, y unas telas transparentosas en las manos. Empezaron a baliar "sensual" o eso creían ellas y se incorporaron al baile otros tres sujetos mamadones con atuendos dignos de un diseño de la tigresa. Yo me boté de la risa, en la vida vi algo tan gracioso.
Al terminar ese número empezó a sonar una canción por todo México conocida: "Doctor psiquiatra", y aparece un travesti bailando desaforadamente, todos los presentes cantaron, pero más yo. Gloria Trevi y todo su circo "clan trevi-andrade" me super enervan la cabeza, pero hay dos o tres canciones de ella que me llegan de verdad al corazón (sobre todo por aquello de la nostalgia noventera-pubertosa que hay en mi)...
Despues los chicos mamadones bailaron otras canciones (como electrónicochafa-reggaetonil), ellos se creían taaan sensuales. Uno tardó cerca de 20 segundos en quitarse los pantalones...bien torpes los pobres hombres. Toda esa atmósfera surrealista/paupé- rrima/tenemos-que-vernos-sexys-a-huevo, es lo más hilarante que puede haber, sobre todo porque al terminar los "shows", los clientes del lugar empezaron a llenar el "escenario" queriéndose ver también "sensuales" , y eso nos hizó reir muchísimo más. Todo eso por 30 pesitos (mujeres gratis), nunca habrá algo así de barato y jocoso en el defectuoso, si alguien se interesa le paso el nombre del lugar.
De regreso en el hostal, fuimos informados por el encargado que no venden alcohol en Guadalajara después de las 1 am..."mmta madre, ¿porqué no compramos antes?, ¡qué pendejos!" esa fue la obvia reacción. "Es que aquí gobierna el pan, inches mochos!", "pus también en Monterrey es así y allá gobierna el pri", respondí. Opino que vale madres quien gobierne, debemos ser más previsores y comprar las bebidas desde antes...somos unos inches defeños desorganizados y confiadotes. Entonces Luis, el encargado del hostal recordó: "oigan, alguien dejó un poco de una bebida que se llama Absenta, dicen que es muy pegadora, tiene más de 50% de alcohol"...Cosa curiosa/casualidad de la vida, yo no conocía esta bebida hasta que el maestro Karnicero me escribió de ella en un comment la semana pasada. Gracias a él no parecí una vil ignorante, y sabiendo que podía ponerme hasta el infinito y más allá, decidí dar un sólo trago precavido. Ya una vez con el Jaggermeister me fué bien retemal.
Al dia siguiente llegaron más amigos y decidimos recorrer el centro pero ahora con luz del sol e ir a comer enchiladas tapatías de desayuno (deliciosas) . De camino a esas actividades nos topamos con esto:
No sé que apuesta/deuda de honor/fiesta de dizfraces ameritó semejantes vestimentas..."¿Tomarme una foto con ellos?...Por su pollo"...
Llegamos por ahí de la 10 de la noche, y los taxistas de la terminal percatándose de que éramos unas humildes turistas defeñas, nos querían cobrar $150 por llevarnos al centro. Terminamos accediendo por uno que nos dejó el viaje en $120. Cuando tomamos un taxi del centro a la terminal ayer, con taxímetro nos cobró $70...no nada más los taxis del D.F. son tranzas.
Nuestro hostal no tenía letreros ni anda que indicara que era un hostal, un poco complicado encontrarlo. Dos de mis amigos ya habían llegado desde horas antes y nos salieron a encontrar. Una vez que dejamos nuestras cosas, salimos a conocer el centro de la ciudad, que esta muy limpio y tranquilo (al contrario del de aquí).


Pero ¡oh sorpresa!, de pronto las luces se apagaron y la música se detuvo. Salieron al "escenario" dos chicas con microfalda rosa metálico, top, y unas telas transparentosas en las manos. Empezaron a baliar "sensual" o eso creían ellas y se incorporaron al baile otros tres sujetos mamadones con atuendos dignos de un diseño de la tigresa. Yo me boté de la risa, en la vida vi algo tan gracioso.

Despues los chicos mamadones bailaron otras canciones (como electrónicochafa-reggaetonil), ellos se creían taaan sensuales. Uno tardó cerca de 20 segundos en quitarse los pantalones...bien torpes los pobres hombres. Toda esa atmósfera surrealista/paupé- rrima/tenemos-que-vernos-sexys-a-huevo, es lo más hilarante que puede haber, sobre todo porque al terminar los "shows", los clientes del lugar empezaron a llenar el "escenario" queriéndose ver también "sensuales" , y eso nos hizó reir muchísimo más. Todo eso por 30 pesitos (mujeres gratis), nunca habrá algo así de barato y jocoso en el defectuoso, si alguien se interesa le paso el nombre del lugar.
De regreso en el hostal, fuimos informados por el encargado que no venden alcohol en Guadalajara después de las 1 am..."mmta madre, ¿porqué no compramos antes?, ¡qué pendejos!" esa fue la obvia reacción. "Es que aquí gobierna el pan, inches mochos!", "pus también en Monterrey es así y allá gobierna el pri", respondí. Opino que vale madres quien gobierne, debemos ser más previsores y comprar las bebidas desde antes...somos unos inches defeños desorganizados y confiadotes. Entonces Luis, el encargado del hostal recordó: "oigan, alguien dejó un poco de una bebida que se llama Absenta, dicen que es muy pegadora, tiene más de 50% de alcohol"...Cosa curiosa/casualidad de la vida, yo no conocía esta bebida hasta que el maestro Karnicero me escribió de ella en un comment la semana pasada. Gracias a él no parecí una vil ignorante, y sabiendo que podía ponerme hasta el infinito y más allá, decidí dar un sólo trago precavido. Ya una vez con el Jaggermeister me fué bien retemal.
Al dia siguiente llegaron más amigos y decidimos recorrer el centro pero ahora con luz del sol e ir a comer enchiladas tapatías de desayuno (deliciosas) . De camino a esas actividades nos topamos con esto:

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