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domingo, 31 de octubre de 2010

Tarantineando Salerosamente

Las historias no saben bien si uno no cuenta los bonitos antecedentes que las adornan, los sutiles detalles que diferencían una imagen que cumple con el deber de informar, de la obra maestra que se convierte en una épica gráfica.

'Tonces empecemos acá, cuando inicié mi vida interneteril. La tontilla explicación de porqué elegí este nickname para mi blog, simple: admiradora nostálgica de Javier Solís y en especial de la canción Malagueña Salerosa, fanática recalcitrante del cine de Quentin Tarantino, amante confesa del Distrito Federal. Luego este blog me llevó a conocer a mis queridos amiguines, conpinches de las juergas que me alegrarían muchas noches " Do you know what this is? It's the world's smallest violin playing just for our lost happiness". En alguna de ellas, so pretexto del triunfo de un twitero en el ardid publicitario que se transformó en divertida parodia electoral, bebíamos en el centro de la ciudad, para ser exactos en la ya celebrísima cantina Salón Corona. Aquella noche de domingo formamos un grupo numeroso, cosa rara dado el día, pues por todos es sabido que los domingos son para dormir (deberían llamarse dormingos) y durante la noche hacer la tesis, el trabajo atrasado, o dejarse abrazar por la depresión y la ansiedad que nos provoca el inicio de una semana más y la vuelta a la rutinita de mierda de la que tanto nos quejamos cinco días a la semana.

Como éramos muchos y mucha la cerveza, el entusiasmo y la risotada estaban a más no pedir. La borrachera fue de proporciones épicas. Alguien fue sacado en brazos de un baño. Otro se cayó en Isabel la Católica al encapricharse con manejar una bicicleta en completo estado etílico.

Teníamos tantísima pila que nos mudamos de Cantina cuando cerraron el Corona. Nos dirigimos a la Dos Naciones, famosa por su caldo de camarón (¡Gratis!) y porque las muchachitas espantadas que no han visto mucho mundo pueden contemplar de cerca cómo trabajan las ficheras y los miserables que son en realidad los auténticos borrachos de cantina, o sea güey: un lugar kitsch donde los mozalbetes juegan a ser tipos duros con la consigna de que ser naco es chido. Yo la conocí porque en ese folklórico lugar mi mejor amiga de la universidad celebró su cumpleaños veintiséis por recomendación de su exnovio, un músico que aquella noche reprodujo casi perfectamente el diálogo de Mr. Brown sobre el verdadero significado de "Like a Virgin". Pero ese domingo de finales de enero el lugar estaba semivacío. Pusimos música en la rockola y bailé con dos amigos (no, no era un concurso de twist), al terminar la segunda canción, uno de ellos escuchó en la mesa cercana al viejo artefacto a un par de extranjeros hablando francés. En esos días yo empezaba a planear un viaje a Europa y había sido el objeto de muchas burlas por mi pobre desempeño en la belle langue. Entonces, porqué no, a mis amigos se les hizo fácil hablarle a los fuereños e invitarlos a nuestra mesa cumpliendo cabalmente con el cliché del mexicano amiguero, fiestero y hospitalario. Platicamos con un francés que viajaba solo y hablaba un español bastante entendible, el otro resultaría un canadiense que no se comunicaba más que en inglés pero llevaba una cámara con la que inmortalizó nuestra radiante salida de la cantina en la madrugada. La magia de la supercarretera de la información -slogan noventero- nos permitió seguir en contacto con el franchute, al día siguiente ya éramos amigos en facebook.

Mi nuevo amigo cumplía cabalmente con el cliché del francés que se enamora de México: adora los tacos al pastor, la cerveza mexicana, sabe casi todos los equipos de la liga nacional, le gusta el español y no dejaba de alabar lo maravilloso que es nuestro país, como dato curioso comparte apellido con la señora de Nicolás Sarcozy. No supe bien cómo es que los demás y yo nos convertimos en sus guías de turista por un par de días, un poco por gusto pero más por una extraña obligación de no dejarlo paseando solo en la ciudad. El último día, justo antes de partir al aeropuerto, todavía lo llevamos a Garibaldi a probar el pulque, cosa que también valió para mí pues nunca antes se me había presentando tal oportunidad.
¿Rink? Oh, the mexican emperors suena como mexicana empedarse.
Lo hice con bastante suspicacia y terminé adorando su sabor a tal grado que ese día a pesar de que el visitante ya había dejado el territorio, busqué otra pulquería en el centro (¿por qué no?) y de nuevo sin saber cómo, empezamos a platicar con un grupillo raro como extraído de 1999, donde una chica hablaba de la huelga de la UNAM y la gratuidad de la educación con el tono más fresa posible y con evidentísimo arrastre de letras, recordándome vívidamente a los chairos de la prepa seis y la huelga de aquel año. Era un pintoresco, lamentable y terriblemente extraño grupo de personas que ahora a los sociólogos y comunicólogos les gusta llamar con notoria preocupación "ninis", un pseudopoeta -poetwittero- que en cada oración usaba la palabra "goooeii", un estudiante de diseño que me contaba de raves y de que trabajaba como chofer para pagarse la escuela y supongo que sus gustos junkies.
La greña del muchacho poeta. Díganme si no es un corte noventero. Niéguenlo. Ella es la chica guapa. En la foto no se ve pero tenía un cuerpazo.

Y sí, todos se habían conocido en la pulquería esa misma tarde. Apenas eran las nueve de la noche y fuimos a otro lugar, por más pulque. En el trayecto la chica guapa estaba tan bebida que se detuvo a orinar sin asomo de pudor atrás de un auto -y sin otro al frente que la tapara- en pleno Mesones. "Órale con la ruca reloca que se quedó orinando allá atrás" comentó el poeta. ¿Qué hacía yo con esa gente y por qué no me iba? Tal vez era la escuincla espantada, aunque entrada en años, con ganas de conocer esos mundos de los cuales siempre había sido sólo una gris espectadora a través del cine kitsch. "Well, let's just say I like to -try- live dangerously". Pláticas inconexas y bastante risibles (en mis interiores no dejaba de burlarme del bobo que me resultaba el poeta) prosiguieron un par de horas en otro local con un mobiliario que casi parecía sacado de un lote baldío y gente que fumaba mota como si estuviéramos en Ámsterdam. Un lugar al que con mucha probabilidad no regresaré y que en otras circunstancias no visitaría.
"No subject will ever be taboo. Except, of course, the subject that was just under discussion. Now, if any of you sons of bitches got anything else to say, now's the fucking time!"

Llegué a casa a las once de la noche sin rastro de borrachez pero sí con un notable cansancio después de tanta juerga seguida y combinada con trabajo freelance " It's mercy, compassion, and forgiveness I lack. Not rationality". Eran las aventuras estúpidas y sensuales que nunca en mi mocha y recatadérrima existencia me había permitido tener. Era presenciar por una noche algo que debí conocer a los diez y nueve años y no a los veintisiete. Eran los primeros días de febrero.

El francés nos mandó un mensaje hace poco, vendría de viaje por dos meses con su mejor amigo -malditos, tienen tantas vacaciones- y esperaba vernos de nuevo. Lo vimos el viernes y ese día quedamos en cumplir una de las actividades que nos faltaron por hacer la última vez, ir a la lucha libre. Hubiera sido el domingo pero ese día jugaba el América y n'été pas possible (puaj). El martes sería. Llegado el día no pudimos ponernos bien de acuerdo y para cuando me confirmaron era muy tarde para avisarle a más gente, de hecho, a quienes alcancé a decirles se negaron rotundamente "no mames, es martes, mañana hay que ir a la oficina..." bla bla bla. Me fui sola al centro a recogerlos. Deseaba llevarlos a la Arena Coliseo "es que la Arena México se atasca de fresas que creen que ser naco es chido e ignoran por completo del mundo de la CMLL, van a beber, ponerse una máscara y hacer poses acá" lo he dicho mucho a pesar de que sé que me muerdo la lengua un poco cada vez. Les expliqué por qué en la Arena Coliseo sí se respira el ambiente de la genuina fanaticada de la lucha libre. Pero, carajo, llegamos después de las siete y estaba cerrada "No, es que ya no hay funciones el martes desde hace un chingo" me respondió la señora del puesto de elotes en República de Perú. Me encapriché y busqué la cartelera de la México, sí había función. Caminamos hacia metro Allende y a pesar de que su entusiasmo estaba un poco decaído por la hora (ya las 7:48 pm. marcaba el reloj de Pino Suárez) mi obstinación los obligó a acelerar el paso saliendo de Cuauhtémoc.

Llegando a la Arena pensé que tendríamos que comprar boletos en la reventa pues las taquillas estaban vacías y parecían cerradas, pero como uno debe evitar a toda costa mostrarle al turista el grado de corrupción que existe en el país, de todas formas me dirigí a una y voilá, aún había boletos. Ellos quisieron estar hasta adelante, 98-varos-por-favor. Entramos y la acomodadora nos guió a nuestro lugar, pero había gente sentada ahí. Platicó con otro acomodador, nos preguntaron donde habíamos comprado los boletos. De pronto, una cara era familiar. En la segunda fila de una semi vacía Arena México estaba sentado el mismérrimo Quentin Tarantino. Q-U-E-N-T-I-N T-A-R-A-N-T-I-N-O, no maméis. No supe qué hacer, bueno sí, lo fui a tuitear -¿para qué usa la gente el twitter sino pa' mamonear?-. Lo mejor vino después, resulta que como habíamos comprado los boletos en taquilla y Quentin y sus acompañantes estaban sentados en nuestros asientos, los movieron a la fila de atrás. LOS MOVIERON y yo no hice nada ¡NADA!, estaba tan nerviosa e ida que no pensé en decirles a los trabajadores de la Arena "no, por favor no, déjenlos en esa fila, nosotros tres nos sentamos en otro lado". A los franceses la anécdota les divertía "cuando regresemos a Francia será gracioso contar que por nuestra culpa movieron a Tarantino de lugar", la ironía para mí es que viviendo ambos en Cannes, se hayan topado en México al Director ganador de la palma de Oro en 1995 y no en la ciudad que alberga el festival más famoso de mundo.

Pasé dos horas sentada en la fila de adelante de Quetin Tarantino en la Arena México escuchándolo reír, bromear y gritar mientras veía Lucha Libre. Tiempo en el que un par de veces cruzamos miradas (pues yo volteaba cuando lo escuchaba decir algo muy gracioso), en lo absoluto tiene pose de director creído y mamón, bromeó un par de veces con nosotros pues estábamos tomando fotos de los luchadores y al él parecía "pretty cool 'uh" (oh, lo escuché decir la palabra "COOL" como diez veces), y pedimos juntos la cerveza al repartidor. Hubiera sido muy estúpido de mi parte no pedir un autógrafo -cuya colección ya es bastante respetable- así que aún muriéndome de la pena, volteé y a escondidas le pasé el programa de esa noche de la Arena y una pluma. Tomarme una foto a su lado me parecía demasiado y pensé que haría muy notoria su presencia en el lugar. Fueron dos horas donde no cabía de la felicidad y la incredulidad, sobre todo por la serie de eventos que me habían llevado a ver la lucha libre un martes (un día en el que casi nadie asistiría y a un espectáculo al que sólo se va a echar desmadre en grupo una vez al año o cuando a uno le toca pasear turistas), justo el día que a uno de mis directores favoritísimos lo invitaron -seguramente- Daniela Michel y Guillermo Arriaga. Es que no me imagino mejor circunstancia, escenario más adhoc o una sorpresa farandulera más innesperada.
Quentin posando para mí. Ni en mis sueños más guajiros lo hubiera imaginado.

Todavía otra conmoción: el periódico Reforma -al que odio bastante por su terquedad imbécil de no permitir vía web leer gratuitamente su edición- publicó al día siguiente una nota y una galería de fotos del suceso, en las que aparezco junto a mi idolazo (así que no me duele no haberle pedido que se tomara una conmigo):
En pleno grito.
Le manejamos lo que es el Perfil Griego al lado del Gran Director.
La noche del martes pasado fue una de las más bonitas de este año, casi que un regalo de cumpleaños atrasado, porque muchas veces es gracias a esos pequeños momentos de extraña sincronicidad que verdaderamente nos sentimos extasiados de vida. Y que no sólo son equiparables en la alegría, también lo hacen y algunas veces más claramente, en la tristeza. Las coincidencias que desembocan al dolor también nos dicen que estamos vivos, pues ¡ah!, cómo joden... y joden bastante. Por eso si existe la posibilidad de pensar que muchos sucesos de la vida son producto de una casualidad y carecen de un porqué o creer que hay coincidencias que no pueden ser obra del azar, a veces es bueno imaginar lo segundo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Moverse en el aire I

Era una noche de verano. Los planes de viajar ese año a la India se habían ido al carajo gracias a la contingencia de la influenza, el freelance imposible de dejar, y a la falta de entusiasmo de la amiga con quien había comenzado a planear tal viaje. Decidí que para mis vacaciones de verano (una raquítica semana) iría al norte, a Coahuila, a Cuatro Ciénegas. Le platiqué a mi amiga bióloga y le entusiasmó la idea, pero circunstancias personales le impidieron ir. No hubo nadie que conicidiera en tiempo o en destino. No quise ir sola. Adiós vacación.

Esa semana la pasé en casa haciendo muy poco. Llegó el jueves y organizaron una despedida para Lear que regresaba a Cambridge después de unas semanas en la ciudad, nos quedamos de ver en la Coyoacana. La plática fluyó a la par que la bebida, Nuria me habló de Barcelona, Emilio platicaba del futuro que se asomaba para él en Chicago, seguramente Jordy dijo algo de Alemania, Carlos no puede evitar hablar de Tango. Ya encarrerados nos fuimos a casa de Lilián a seguir platicando -y bebiendo-. Hablamos de historia, de América Latina, la truculenta Independencia de Mexico, la revolución confusa. Y nos dieron la una, las dos, y las tres... y las seis.

Me quedé a dormir allí, por lo que Lilián y yo pasamos el día juntas. Recuerdo que vimos "Sinécdoque New York" (tengo una enfermedad congénita que me impide pronunciar sinécdoque correctamente). Caminamos por la Roma, la Juárez y Reforma -"Mira ahí está la casa de Marcelo Ebrard"-, charlamos más y más. Si me preguntarán de qué, no sabría decirles. De todo y de nada, sólo recuerdo un tema: Moverse. ¿Qué pasa con alguien que no se mueve?, y por no moverse me refiero no a estancarse, sino a sentirse estancado, conformarse con lo conocido. ¿Cómo puedes entender el mundo si no lo conoces, si no experimentas, si no vives?. ¿Qué es conformarse? ¿Qué regla es la que establece "la hiciste"<-----> "la regaste"?. A mí me gusta la rutina, es segura, confiable. Hasta ahora no había tenido queja alguna de no cambiar muchos aspectos de mi vida dejando que el barco llamado tiempo me llevara tranquilamente. La rutina para Olga de veintiséis años estaba bien, tal vez hasta los treinta o treinta y dos. ¿Pero si a los treinta y cinco un día despierto queriendo matar a la de veintiséis por no haber hecho más que esperar que el destino la transportara a un lugar que no le place?

De regreso a casa de Lilián analizamos las opciones para la noche y decidimos ir a una fiesta a la que Jordy nos había invitado. Me sentía un poco-bastante incómoda, pues llevaba la misma ropa del día anterior. En algún momento de la reunión me quejé de ese hecho, dije en voz alta que estaba "toda puerca" (pero sí me había bañado, eh). Luis, me preguntó el porqué y le expliqué que me había quedado a dormir en casa de mi amiga. "¿Entonces eres freelance como Lilián?", "No, trabajo en (inserte nombre de mi extrabajo), y estoy de vacaciones, por eso no fui a la oficina". Luis con cara de sorpresa, me increpa: "¿Pero y por qué estás aquí y no en... una playa?".

-"Este, pues, es que... no quería ir sola y nadie pudo viajar"...

-"¿Y eso QUÉ?"

El joven Urquieta procede a contarnos de sus viajes, muchos en solitario. Lo hace de tal forma que deja a Lilián con ojos desorbitados e hipnotizada y a mí... muda. Tal vez no eran grandes aventuras o sucesos o los lugares con la mayor historia del mundo, pero eran diferentes, lejanos, desconocidos. Estaba muda porque no podía opinar. Es como cuando me siento a beber con Carlos y Lear y ellos hablan apasionadamente de un libro que no he leído y sólo sirvo de escucha semianalfabeta que saldrá con un chiste idiota para hacerse notar. Nos habló de América.

Muchos que leen estas líneas saben qué pasó después. Ese fin de semana y a raíz de pláticas como ésa, Lilián decidió viajar a Sudamérica -donde aún está, en Chile-.

Yo tardé un poco más. Tal vez a mí también me motivó escucharla hablando del cono Sur, comenzando a planear la travesía, soñando con Chile, el país que desde niña le atrae ("sin albur, cerdos"). Pensando en la Argentina, en escritores, en libros, en calles, en los Andes, en las llamas, en Colombia... Ojalá y esto funcionara como un gran efecto dominó y haya quienes se animen a viajar al leer los post de ella, tan intensos y hermosos todos. Ha sido lindo ir siguiendo la ruta en tiempo real, ver fotos que ha publicado, sus twits llegando o presumiendo un lugar.

Hubo más motivos para mí aún, pero no conciernen al tema de este post.

En Noviembre decidí viajar. Sufro de aviofobia, lo que hizo muy difícil determinarme a hacerlo. Viajo sola, no puedo esperar a nadie, no quiero hacerlo. Pasarían no sé cuántos años más para que algún amigo tenga el dinero-tiempo-ganas. Toda mi vida he estado como en una pequeña burbuja de cristal llena de cuidados familiares, rutinas, conformidad. Este viaje es mío, únicamente mío, yo lo planeé, yo lo pagué. Quiero ver qué tan capaz soy de hacer las cosas sola y sin depender de nadie, estar lejos con casi nada. Voy a vivir lo que debí experimentar hace al menos un lustro. La máxima satisfacción de hacerlo hasta ahora es que es por mis propios medios, oh, dulce autosuficencia. Concluí también que estaba dejando de moverme y por lo tanto de vivir, por atarme a personas, pertenencias, rutinas. Y no es que coloque en el pináculo de la existencia humana el viajar, pero yo recuerdo más una noche a la orilla del mar que la noche del martes dieciocho de agosto de 2009 en la que lo más emocionante que probablemente hice fue ir al cine.

Voy a Europa (o como yo les llamo "Las Europas quesque Unidas"), y para mí es más que un mochilazo o un tour "quince días-quince ciudades europeas, tómese la foto con el monumento y corra", es más que lo que los gringos le han hecho al turismo, estandarizarlo y convertirlo en producción en serie como una Big mac. Será mi primer viaje al extranjero, el primero de muchos, el de práctica para los meros-meros aventureros.

Quisiera escribir más cosas al respecto, pero estoy abrumada con TODO lo que debo terminar para partir con cierta calma. Motivaciones, expectativas y planes de viaje, los escribiré pronto (como el hecho de "¿Cómo demonios es que vas a Europa si es que jurabas que tu primer viaje no sería de ninguna forma el cliché del estatus?"). Cof, cof.

Quiero extrañar el De efe. Un mes no es nada pero siendo yo tan adicta a él no podría asegurar que no estaré jamaiconeando al tercer día.

lunes, 27 de abril de 2009

La Ciudad Desconocida

Si me hubieran preguntado hace una semana que vería los cines cerrados, los bares cerrados, las escuelas cerradas, las calles vacías, y a un un tercio de la gente en las calles con tapabocas, me hubiera reído. Me siento en otra ciudad.

Estamos en el ojo del huracán a nivel mundial. Pero no es motivo ni cercano de orgullo, pa variar.

Mi experiencia se podría partir en dos, el antes y el después.

El miércoles leí la noticia de los casos de influenza. No estaba en primeras planas, no parecía importante, yo misma lo tomé como una anécdota, sólo pensé que era raro en primavera...

El jueves estaba en el covadonga, como suele ser. Entre algunos blogueros platicamos de eso, ignorábamos el recién emitido mensaje y la notica de la suspensión de clases. Bromeamos, casualmente, con el fin del mundo. Comenté una frase boba, de una película mexicana boba "a coger y a mamar que el mundo se va a acabar". Uno de ellos tenía un poco de gripa, decíamos que era influenza seguramente.

Desperté el viernes con mis padres histéricos. Me contaron lo que había pasado la noche anterior, lo que dijeron en las noticias por la mañana, intenté tranquilizarlos "a ver, las epidemias no comienzan en las grandes ciudades, sino en lugares más apartados", "la gran mayoría de los virus no matan al 100% de los portadores", etc. Sé más de virus y contagios que el promedio por que soy medio hipocondriaca. No dí crédito a lo primero que me decían "suspendieron todas las clases". Entonces agarré mi compu y me puse a leer periódicos. Y me empecé a asustar, por que parecía que a la menor provocaciòn ya se hablaba de una pandemia. Conforme pasó el día mi temor se reducía, tenía un nick chistosito y alusivo al tema en el messenger, platicaba con asombro y un dejo de burla del tema. Achaqué todo a la ignorancia e inmadurez del gobierno para llevar una crisis así, al amarillismo de las cadenas noticiosas. Pura y absoluta histeria colectiva.

Luego me dí cuenta de que casi nadie salió el viernes en la noche. Opté por buscar información de la influenza porcina en medios extranjeros y entonces supe que no era pura paranoia nacional.

La conferencia de prensa del sábado parecía conformada por una grupo de niños de kinder que repetían lo que alguna maestra les dijo, sin que alcanzaran a entenderlo del todo. Ni los mismos reporteros sabían cómo portarse en una situación así. Los mexicanos carecemos de esa clase de protocolos o templanza. Se les entrecortaban las voces y hacían 20 preguntas a la vez, los nervios rebasaron su profesionalismo.La mejor de todas, la del reportero de la AP "¿Por qué se mueren los mexicanos y los estadounidenses no?". Después de esa conferencia algo cambió. Las cosas en lugar de apaciguarse se complicaron. Salí a la calle, estaba vacía. Fuí al Oxxo y por primera vez no hice fila. Desde el viernes me da la impresión que las ráfagas de aire son más bruscas y sonoras, pero sé que es parte de mi sugestión. Todavía ese día me daba risa todo el cirquito que traíamos la mayoría...con la "cumbia de la influenza", las fotos con tapabocas, los test de sobrevivencia al holocausto zombie, después de todo si lo tomamos a la ligera al menos nos divertimos. Me sentía incómoda encerrada, hastiada. No es lo mismo quedarse en casa por convicción que a la de a huevo. Y con lo contreras que soy...Luego de un malentendido con un amigo para ir al cine, sentí que no tenía opciones y tendría que seguir en casa... pero hubo una luz al final del tunel. Me puse de acuerdo con una amiga para ir a ver peliculas a su casa, cayeron tres amigos más. Deberíamos hacernos a la idea de que así serán los días subsecuentes: poca gente, grandes pláticas. Nos sentimos como adolescentes que se van de pinta.

A la gente que he visto en la calle la he notado con la misma actitud, no están felices, no están molestos. Si bien en nuestra querida ciudad hay gente malhumorada abundantemente, me da la impresión que no lo están más. Todos compartimos las mismas expresiones, que sin tener el léxico justo, sólo puedo definir con caló y lenguaje coloquial de jovenzuela promedio: las jetas son de sacadez de onda. Indiferentes, pero pendientes del de al lado, si cruzamos las miradas nos vemos con piedad, como la de los presos que se saben con la misma sentencia, la de los marineros en el mismo barco. Hoy, a los defeños nos toca vivir algo que nunca se había visto y todos compartimos el pedo. Es curioso como se aprecia un partido de futbol sin público, se escuchan todos los gritos de los jugadores y el DT, mi papá dice que se ve más aburrido de lo normal. Tampoco creí ver en la vida un día sin misas. No en éste tan católico Méjico Májico. Si llegan a cerrar el transporte público, entonces estaremos al borde de la paralización.

No entiendo a la gente que se alegra de no ir a trabajar o no asistir a la escuela. No me lo tomen a mal, pero, sin vida en las calles no tiene mucho sentido. Sin tener nada que hacer afuera...ningún lugar al que ir, nada que ver. Es desde este día, que las bromas y ocurrencias se me hacen cada vez menos graciosas, a pesar de que estoy tranquila. No se va acabar el mundo y así me contagiara, tampoco es muy probable que muriera, eso ya lo sé y no me altera. Me pregunto cómo lo viven los enfermos confirmados y sus familias, sus amigos...me parece tan extraño que no haya los habituales abusos mediáticos de ello.

Pienso en todo el dinero que se está perdiendo y nosotros de por sí jodidos con la crisis. Sigo leyendo un montón de teorías y esas sí hacen que me carcajee. También me provoca un poco de risa la ignorancia que algunos sacan a relucir sin el menor asomo de vergüenza. Me frustra mucho leer en twitter a gente diciendo que no quieren viajar nunca más a México...

Pareciera que si seguimos con las bromas, anulamos la epidemia, que si hablamos de mentiras y complots, no muere nadie. Me da curiosidad que pocos emiten una opinión "seria" al respecto. Es como si esperaran a ver cómo resultan los hechos para emitir un juicio lógico que los deje bien parados al final. Si en efecto no es obra de un simulacro pandémico "Yo siempre supe que era circo de los medios y el gobierno coludido con los gringos, que fácil pasó todo ¿no?", por el lado contrario (y que deseo que sea el equivocado) "Yo siempre supe que era una emergencia real, urgente, importantísima y ustedes con sus pinches bromas"...

Al menos quiero reconocerme como ignorante de la situación, por mucho que haya dedicado a leer y leer, e informarme. El panorama nos rebasó ya.

Platiqué con isteri y me recomendó este video:





Encontré esta info que no ha sido tan difundida:

http://www.jornada.unam.mx/2006/04/24/index.php?section=politica&article=026a2
pol

http://impreso.milenio.com/node/8559659

http://news.bbc.co.uk/2/hi/talking_point/8018428.stm

Ya veremos que ocurre en las siguientes horas. Mientras yo seguiré clavándome con textos médicos, me encantan (como a todo digno medio hipocondriaco).

ACTUALIZACIÓN

Más links interesantes:

Son de índole más seria-menos paranoica.

http://www.paho.org/Spanish/AD/DPC/CD/vir-flu-resis-oseltamivir-H1N1-Hemis-Sur-08.pdf

Me parece que no estamos (a nivel país-raza) mostrando resistencia al oseltamivir, unos de los principales antivirales contra la influenza.

http://www.who.int/csr/disease/swineflu/swineflu_genesequences_20090425.pdf


ACTUALIZACIÓN 2

Del porqué muere la gente joven y sana:

"Many of the deaths that occurred in these populations resulted from the explosive growth of the virus in humans and a subsequent cytokine storm. A cytokine storm is the release of a chemical in the body that stimulates the human immune system to respond to the virus infection. In these serious illnesses and deaths, it's actually been an over vigorous immune response elicited by this infection that result in the organ damage and ultimately the death of the individual. Ironically this means that those with the strongest immune systems may be at highest risk for a serious outcome if infected with the H5N1 virus. At the same time, it is surely possible that those with weakened or immature immune systems, such as the very young or very old, and those with underlying immune conditions, may experience serious illness associated with the annual influenza illness, which often involves damage to the respiratory tract and subsequent secondary bacterial infection." Dr. Michael Osterholm , director of the Center for Infectious Disease Research and Policy (CIDRAP).

Está interesantísima esta entrevista.
Aunque sea sobre la gripa aviar, despeja dudas referentes al comportamiento de una epidemia.

Aquí, hay otra selección de preguntas, éstas sobre el caso que tristemente nos concierne ahora. Para quien esté interesado.

viernes, 24 de abril de 2009

Estamos enfermos

De psicosis. De ignorancia. De paranoia. Y por desgracia algunos de Influenza.

Los mexicanos en estos momentos nos dividimos en varios entes. Los que piensan que todo esto es una medida gubernamental para tapar algo "chupacabras style"-"cortina de humo", y ese algo quien sabe qué podría ser: amenazas del narcotráfico, chanchullos bursátiles, etc. Los que creen ciertamente que estamos llegando a una pandemia. Los que consideran exageradas y extremas las medidas del sector salud y el gabinete presidencial. Los que están asustadísimos y no quieren salir de casa y de hacerlo, portan tapabocas o bufandas (sí, con este pinche calor a dos con ¡bufandas!). Los que ya sienten escosor y mucosidad en sus vías repiratorias. Los que se rompen la cabeza buscando el comentario/frase más sarcástico y jocoso del asunto.

Basta ir a darse una vueltecita al facebook, al twitter, a blogger, al messenger. Ya nadie habla de otra cosa.

México no es un país que se caracterice por su ecuanimidad o educación. Hay gente alarmada en extremo, pero ¿cómo saber si es lo mejor apanicarse?. ¿Cómo saber si estas medidas son las adecuadas?. ¿Será que se prefiere la alarma y la urgencia para no tener un quemón como lo tuvo Bush con Katrina?.

Pienso en la pobre gente paranoica e hipocondriaca que confundirá una pinche gripa común y corriente y se sentirá morir. En todos los viajes que se suspenderán al país porque ya lucimos en las noticias internacionales como los apestados, justo como los países asiáticos hace algunos años con la gripe aviar. Pienso en las salas de cine vacías. Los conciertos solitarios, los cafés desiertos.

Me pregunto, y ahora ¿quién podrá curarnos?. ¿Qué haría Dr. House en éste caso?. Lo peor del asunto es que más bien estamos rodeados de Doctores Nick Riviera y Doctores Chapatín.

Por otro lado esto pinta para grandes emociones. Declaraciones de amor estruendosas y atrabancadas "es que es el fin del mundo, amor mío, y no quiero morir sin decírtelo". He visto demasiadas películas...y continuamente me siento protagonista de mi propia cinta. Pero jamás esperé que dicho cinta fuese "Epidemia". Tanto pinche filme apocalíptico con el que hemos crecido no me ayuda.

Lo que me ha preocupado un poco es (hasta ahora) la probable suspensión de los partidos de futbol. EL FUTBOL (y no por que me guste...). Más importante que la comida, la familia, la salud, y la vida para un porcentaje altísimo de la población. Debe ser algo grave de verdad, sea lo que sea que esté detrás de tanta expectación.

sábado, 31 de enero de 2009

No sé cómo decir adiós

Hace 24 hrs. me enteré. Mi abuelo materno murió. No he dormido desde entonces. No estoy tan triste como imaginé que iba a estar llegado éste momento.

Los días no estarán impregnados de su ausencia para mí, no le veía seguido, no conviví mucho con él. Vivió toda su vida en Guerrero. Éste mes ha estado lleno de noticias similares en mi entorno, amigos con duelos y familiares enfermos. De hecho el mismo día en que nació mi sobrina, un amigo supo que la vida de un sobrino suyo pende del delgadísimo hilo que una probabilidad de éxito del 5% puede cargar.

Los velorios nunca han sido lo mío (y me imagino que lo de nadie). No entiendo muy bien cómo funciona eso de los duelos. Al ir a un funeral y ver a una familia destrozada en llanto, gritos y conmoción me altera. Nunca faltan algunos hipócritas colados a los que les gusta lucir bien llorando como perros que llevan sin comer 5 días y pasan frente a una carnicería. Detesto eso. Fingir dolor al extremo para ganarte al público.

Otros no lloran, no hablan. Eso suele desconcertarme más. Algunos ríen y cuentan chistes o anécdotas que en nada tienen que ver con el fallecido, como si distraer y evitar hablar del contenido del ataúd a tres metros de distancia fuese el reto de la noche.

A lo largo de mi vida he hecho todo lo anterior en mayor o menor grado. Tengo la impresión que los funerales con escaparates individuales donde todos nos observamos para ver que hace o deja de hacer otro y así saber cómo comportarnos. Tengo la fortuna de que nunca ha muerto nadie a quien yo ame de manera escencial. Me explicaré: nadie cuya presencia en mi vida sea irreparable. Mis tíos, abuela paterna, primos, mi amigo de la prepa. Los quiero, pero en mi cotidiano existir no eran imprescindibles (sé lo egoísta que esto parece). Considero que las muertes que más me pudieran calar y que no caben ni en la pesadilla más cruel que pudiera dominar mi mente, serían las ausencias de mis padres, hermanas, sobrinitas, mejores amigos.

Mi abuelo ya no está y no va a estar más. No encuentro sentido a ir por cumplir un convencionalismo social, para que me vean llorar “mira qué triste está la nieta de Hermilo, ¿de cuál de sus hijos es?, ah sí, es de Olga... pobrecita, debía quererlo mucho”. O para que me vean en posición de mimo “mira qué extraña es la nieta de Hermilo, ¿es la hija de Olga, no?, se ve que está aquí a la fuerza, ya casi no venía al pueblo”. O para que me vean intentando “ayudar” con graciosos buenos modos los ánimos de otros “mira qué loca está la nieta de Hermilo, es hija de Rebeca seguramente, vivir en la cuidad de México debe tenerla así, los jóvenes de hoy no saben respetar...”.

Creo que ya ni sé cual era el sentido original de éste post. Tal vez necesite dormir o fumarme otra cajetilla de cigarros.

miércoles, 28 de enero de 2009

Un día nada ordinario: la llegada de Valeria

De ahora en adelante siempre recordaré éste día. Seguramente en años venideros me quejaré por tener que asistir "a la de a huevo" a sus fiestas infantiles de cumpleaños. Ni modo. Soy la orgullosa tía de una chiquilla cachetona de ojos enormes.

La primogénita de mi hermana nació hoy a las 2 am., después de nueve meses-ocho días de matrimonio, de casi dos semanas de suspenso y 10 horas de labor de parto. 3 kilos ochocientos gramos...¿en qué cabeza cabía la posibilidad de un nacimiento natural?. Tuvo que ser cesárea. Se parece a la familia de su papá. Fabiola, la hoy cansadaincreíblementefeliz madre, quiere llamarla Valeria (lo cual encuentro un poco injusto...desde hace años yo reservé el nombre de "Valentina" para alguna probable hija mía, justamente me sentí Mónica Geller cediendo su nombre para niña: Emma. Me gusta Valentina porque adoré el personaje de Irène Jacob en "Tres colores: Rojo" y no como equivocadamente piensan muchos...por mi severa adicción a la salsa Valentina).

Tardé en llegar al hospital gracias al concierto de "Luismi"...Recordé el tiempo en el que solía andar por las Lomas cuando trabajaba de freelance en agencias de publicidad, pensaba que quería trabajar de planta, qué error. El tráfico infernal, los oficinistas, los trajeados mamones, no. ¡No!. El pedregal ya no me parece tan malo junto a eso.

Estuve gran parte de la noche recorriendo Reforma, encargos y encomiendas a casa de la otra hermana, pasé 3 veces por el Ángel. Tan bonito él (¿o ella?, ¿cómo deberíamos decirle?). Eso me hizo pensar en el concurso para el logo turístico de la ciudad de México, el intento más deprimente de diseño que he visto en años. Si sienten curiosidad por ver la horrendosidad de, chequen éste link. Si quieren participar en la re-elección de tal (porque descalificaron 3 por ausencia de derechos de autor-entre otras cosas-), vayan aquí. De regreso a casa, más o menos a las 4 de la madrugada, me tocó ver el centro cómo nunca antes lo había visto, estaba completamente vacío de autos o gente. Cuando he andado por esos lugares a esas horas es fin de semana y hay otro tanto de alegres bohemios saliendo del bar/cantina/antro. Ví algo extrañísimo: una pareja caminando de la mano en Bellas Artes y un lector interesadísimo en su libro sentado en el Hemiciclo a Juárez, en medio del frío y el silencio de una noche de enero.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

El último

Éste debería ser el post del recuento. No lo será. Recuerdo que el año pasado quería hacerlo, pero con un blog de tres meses resultaba un intento cómico, hoy con más de un año de existencia no me da la gana elaborarlo. Ya no quisiera releer o reencontrarme con lo que escribí hace unos meses. Ayer platicaba con una amiga y llegábamos a la triste conclusión de que no había mucho que festejarle a este agonizante año. Ya no creo estarme volviendo mejor o aprendiendo más cosas, al contrario, 2008 fue el año de la amarguez extrema y la pérdida de . La gente siempre quiere animarte con un "es que por algo pasan las cosas, para aprender de ellas", yo sólo estoy aprendiendo a ser más desconfiada y cínica.

Yo nunca he celebrado con mucho clamor el año nuevo, me parecía intrascendente, es un día normal, es más, el cambio de año podría ser al término de cualquier mes. Hoy quiero darle ése significado del que todo mundo habla. No será de forma mágica que todo cambie y se renueve, ni me planteo propósitos que puedan llevarme a una apatía o desilusión al no llevarlos a cabo. Simplemente dejar de preocuparme/enojarme tanto por que las cosas no son como yo las deseo.

He logrado estar de mejor humor, me siento más tranquila. Y justo en éste oasis anímico es cuando quiero proclamar un "todo está olvidado". Mañana cuando despierte será, además de un nuevo día, un nuevo año, y habrá quedado atrás todo lo que pasó en 2008, y si ya no hablo de ello, y si ya no lo recuerdo, y si ya no lo menciono, terminará muerto en el pasado(ó eso quiero pensar).

No sé si el próximo año cambie de trabajo, o de casa, o me compre un auto, o salga más de viaje, o crea que necesite de todas esas cosas para sentirme tranquila, tal vez nada de eso pase y no será necesariamente negativo. Pero definitivamente no quiero estar en el mismo lugar, lo que sea que eso signifique.

Gracias a todos por sus comentarios, me sirven de mucho. Ya sé que está choteado, y qué cursilada, y qué original, y bla, bla, pero, deseo profundamente que todos tengamos en nuestras vidas esos ratitos y ratotes de alegrías, optimismo, belleza, suspiros, éxtasis, frenesí, que hacen de esta rutina insufrible con intermitentes sorpresas nefastas del mal, algo más llevadero y disfrutable, la vida, pues. Que haya más cosas bonitas en sus vidas el próximo año.


Una disculpa por andar de grosera y no comentar, pero...si no siento\sentía que tuviera mucho que darme a mí misma, menos podía hacerlo con otros, leo sus blogs pero no comento porque por el momento no me *sale*.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Mismitud decembrina

La navidad ya no nos encanta porque ya no somos niños, ya no somos ridículamente felices con luces de bengalas, juguetes y piñatas. Conforme pasan los años y esa alegría no depende de los padres o las posadas, la cosa se pone más difícil, nuestra alegría depende de nosotros mismos.

Yo sigo mesmamente igual. Espero que mi prima nunca encuentre la liga de éste blog, pero si lo hace, ni modo, mejor que se entere. De verdad, estoy hasta el copete de escuchar tus problemas amorosos, de recibir mensajes diario, de atender llamadas de mínimo media hora, no puedo más. Si salgo contigo y te escucho es por que me precupas y te quiero, pero tus rodeos y analisis me tienen cansada, no sé qué más decirte o aconsejarte, lo que es peor, tu depresión me está deprimiendo más, porque tú no te tomas la molestia de preguntarme cómo estoy, y sí sale el tema lo evitas y de inmediato *switcheas* a lo tuyo...(esto es un poco una nota aclaratoria a éste post, hubo gente que se puso el saco). Además, quieres hacerme ver que tu tristeza es más profunda y terrible que cualquier otra, que tus razones son más trágicas...La plática del lunes me ha dejado muy mal, siento que no necesito escucharte echándote porras tan extravagantes y fantásticas, no era el mejor momento para oirte hablar de romances europeos con un tipo con quien platicas en el messenger, y otro número de coqueteos insensatos que mantienes, sólo quieres elevarte el ego a costa de los zopencos que te perrean y de tu atarantada prima sin conectes en europa o habilidad para el ligue.

Mis vacaciones transcurren como lo supuse. Me acuesto muy tarde, duermo demasiado, me levanto pasado el mediodía, ando en pijama casi todo el tiempo, tengo frío todo el día, no deseo salir, no tengo muchas ganas de comer, mi vida es un desastre. Odio lo auto compasión y la compasión ajena, así han sido mis días y no veo nada de lástima en ellos, es un proceso natural de recuperación, o así lo quiero ver ahora. Había dicho que quería estar sola y mandar al carajo a mis amigos, pero no puedo, me he sentido miserable sola. No es lo mismo sentirse solo que desolado y yo siento lo segundo. Años atrás me salía sola, iba la cine sola, a caminar por los rumbos del centro histórico o a coyoacán e iba sola. Me gustaba quedarme en un café a leer un libro, o en un parque, llegaba a las fiestas sola, así me sentía cómoda, hasta ahora. Me frustra mucho querer estar con alguien todo el tiempo, es como si no soportara estar conmigo misma. Intento ser egoísta y darme este tiempo sólo para mí, pero me está siendo muy difícil, creo que sí necesito a mis amigos como distractores.

Salí en la pastorela, por ejemplo. Lo triste del asunto es que pensé que podría devolverme ese entusiasmo navideño adolescente (sí lo hizo, pero en un porcentaje mediocre), sin embargo me dí cuenta que por un breve -muy breve- instante, tuve un sentimiento que experimenté diez años atrás exactamente, una imagen idéntica al pasado, la misma situación, los mismos personajes, y yo no quiero, bajo ninguna circunstancia, retroceder en mis pasos y decisiones.

El papá de un amigo mío murió el mismo día de la función. Yo no lo conocía. Pero por alguna extraña-o no tan extraña- razón lloré un poco en la funeraria. No sé si: a) por el dolor de mi amigo-empatía-, b)esa especie de reflexión acerca de la fragilidad de la vida que creo que todos tenemos cuando vamos a un funeral, c) porqué pensé que estamos entrando a la edad en que no es tan asombrosa la muerte de un padre, d)porque quería llorar y es el único lugar en el que nadie te va a cuestionar por ello. Bueno, sí sé, todas las anteriores.

Parte de mi crisis es producto de ser la única en casa. Ser el último hijo en el nido pareciera un castigo. Y quiero independizarme (que ya lo soy), pero por otro lado actúo de forma culposa y no quiero *abandonar* a mis padres, pero sus peleas, achaques y depresiones me traen más loca. Tanto así que la navidad ni siquiera la pasé con ellos. Mis dos hermanas se fueron con la familia política y sólo íbamos a estar los tres en casa, mi madre no tomó muy bien el asunto, comenzó a deprimirse (que siempre lo hace en navidad) y cuando mi madre se entristece, se enoja. Sé que estuvo mal no quedarme con mis padres y que parece la revancha de un chiquilla rencorosa, pero no la necesidad de pasar una noche peor que la del año pasado, consolando a mi mamá, aguantándome su mal humor y durmiendo en medio de sollozos a la 1 am, solamente porque soy la más chica y la soltera. El plan no era dejarlos, en realidad sólo quise salirme un rato durante el día, le llamé a un amigo e hice lo que necesitaba desde hace algún tiempo (no, eso no, mentes mal pensadas): me desahogué. Justamente en el mismo parque en el que jugaba de niña, le conté a mi amigo de mis peleas caseras y mi tristeza inconcebible. Una linda fotografía: un parque semivacío, una neurótica en lágrimas, un amigo ecuánime, la tarde del 24 de diciembre.

Después opté por ser un ente rescatado y propenso a ser receptáculo de compasión, mi mejor amiga me invitó a cenar con su familia. La cosa fue rara, jamás había estado sin mi familia en esa fecha...los extrañé un poco, pero entendí lo que mucha gente me ha dicho: "las fechas no son tan importantes", es uno de mis grandes errores, yo les doy una importancia magnánima a las conmemoraciones. Si los veo diario y sé que cualquier día puedo abrazarles (y lo hago aunque a ellos no les guste) y decirles que los quiero, no es asunto de vida o muerte hacerlo en Navidad. Además no era como un bicho raro, había otro invitado que tampoco estuvo con su familia y platiqué con él mientras esperábamos la hora de los abrazos y regalos. No me encontré tan incómoda después de todo, de alguna manera creo que todas las familias se parecen y están llenas de arquetipos como los de un salón de clases de secundaria. El abuelo de mi amiga me recordó mucho al mío, con el mismo velo distraído que le han ido dejando los años.

Mi madre me reclamó un poco al día siguiente, pero en el fondo sabe que estamos a mano, y que tal vez esto fue un adelanto de lo que pasará en algunos años, al menos habrá otra Navidad en la que ninguna de las tres podrá estar con ellos. Mis padres no se han preparado para quedarse solos, quiero motivarlos a que vivan estos años los que no vivieron durante el tiempo que tuvieron hijas que cuidar. Suena horrible, pero es lo que nos va a pasar a todos.

En la tarde ví de nuevo a mis amigos. Hicimos lo mismo que todas las tardes del veinticinco de diemebre: fuimos al cine. Por desgracia y terquedad de los miembros femeninos del grupo, vimos "Rudo y Cursi", creo que un programa de los que hacía Silvia Pinal tiene mejor guión. Lo que sí me gustó (naca que soy) fue ver a Gael García cantando en medio de una estética kitch la canción de "I want you to want me"...cancióncilla de letra pegajosa y sin mucha diversidad léxica, pero cómo me llegó últimamente.

Mañana (al rato) veré a mis amigas de la prepa. Ellas nos saben nada de mi estado de ánimo, y no quiero que lo sepan. Ya no quiero que nadie lo sepa (sí, ¡por eso lo escribiste en el blog!), me he dado cuenta que me gustaba más la depresión anónima. La respuesta no me la van a dar los demás, necesito su compañía, no su compasión.

viernes, 24 de octubre de 2008

Hace 70 años

Hace ya tanto tiempo, tuve muchísima suerte. Hay quien dice que en setenta años cambia un país, el mundo entero, y yo lo creo. Tuvo lugar otra guerra mundial, inventaron la bomba atómica (no se ha inventado una forma de pensar más rápido, pero sí una forma de matar más rápido), construyeron el muro de Berlín, EUA es la superpotencia y hace lo que su chingada gana se le da, surgió el rock & roll, llegaron los Beatles, se murió Javier Solís, llegaron los hippies, hubo gringos en la luna (literal), llegaron los punks, hubo devaluaciones del peso, tembló en el 85, el defe se llenó de gente y de autos, nacieron las pc's, tiraron el muro de berlín, en México se caían sistemas en la elecciones, adiós cassette-bienvenido-cd, pánico por el y2k, tiran las torres gemelas, EUA sigue haciendo lo que su chingada gana se le da, etc.

Y todo eso, lo ha visto mi papá. Hoy hace setenta años llegó al mundo para fortuna mía y de muchísima gente. El condenado se ha dado a querer con todas las personas que le rodean. Es el ser humano más noble que conozco, y es una lástima que yo no tenga ese asuntillo emocional de muchas mujeres que buscan una pareja como su padre. Para mí no hay hombre más recto y responsable que él, más leal, sin rastro de egoísmo.

Ha llegado a una edad en la que comienzo a sentir miedo, y percibo más claramente el paso del tiempo en él que en mí. Siempre vi con mucha lejanía la vejez de mis padres, tengo pánico al imaginar un momento inesperado en el que no los tenga a mi lado. Tal vez el detonante fue la reciente muerte del papá de una amiga mía, era unos años mayor que el mío.

Maldición, siempre quise crecer, y ¡oh la responsabilidad!, ¡la adultez!, ¡la libertad!...hoy añoro los días en que papá intentó infructuosamente enseñarme a andar en bicicleta, cuando me daba domingos, cuando me llamaba en diminutivos de nombres de mamíferos, y no quisiera que el tiempo siguiera pasando.

Felicidades papá (él no sabe de la existencia de éste espacio, pero no me importa), por estos setenta años de vida que han sido maravillosos.

lunes, 13 de octubre de 2008

Festejos cumpleañeros

Sé que hacer una fiesta de cumpleaños es uno de los actos más egocentristas de la vida. No me importa, me encanta hacerme fiestas de cumpleaños, quizás, escarbando un poco en los recovecos de mi inconsciente, todo ese gusto provenga de que siendo niña no tuve nunca grandes fiestas, ni pasteles de tres pisos, ni payasos (pensándolo bien estos que bueno que no hubo), ni más de seis invitados, vivíamos en un departamento muy pequeño y mi madre pretextaba la falta de espacio cuando la verdad era que ni mi familia materna ni la paterna son muy festivas, mis parientes directos no bailan, no toman, no nada. Desconozco de donde me sale la vena dicharachera.

En cuanto nos mudamos a una casa grande quise hacer una fiesta, pero la inminente boda de una de mis hermanas, y el hecho de que nuestras pertenecias seguían en cajas, me negó la posibilidad.

Me organicé mi primera fiesta de cumpleaños un año después (que a la postre serían mis amargos 18). Fue horrible, llegaron únicamente como 20 zoquetes compañeros de Ariadna (mi amiga de la prepa) que se invitaron solos, se dedicaron a tragar los tamales que hizo mi mamá (acabárselos) y acto seguido largarse, yo no conocía a ninguno "¿es cumpleaños de alguien?". Ñoñérrimo y deprimente el asunto. Esa fiesta tuvo como antecedente una espantosa depresión de la que me urgía salir, cosa que pensé podía suceder de un día para otro. En la universidad aún no tenía amigos, era un bicho raro que estaba callada todo el tiempo y pesaba menos de 45 kilos.

A pesar del desastre, un año después lo volví a hacer (terca-terca), esta vez ya tenía amigos en la universidad e invité a cuanto cuate/conocido/ex-compañero de la vida pude contactar. No estuvo tan mal aquella ocasión, hubo comida, música lela y algunos llevaron alcohol. A quien quiero engañar, fue espantosa de nuevo, yo no podía beber a los ojos de mis padres, todos mis amigos formaron grupitos según la procedencia, se aburrieron pronto y todo acabó a la 1 de la madrugada.

Al año siguiente (mis 19) decidí hacer la fiesta en la casa de una amiga, y además junté el festejo con Michele, así la cosa no estuvo tan horrorosa. Fué un éxito, Erika (la dueña de la casa) invitó a sus amigos y aquello estuvo a reventar. En aquellos días yo era una niña sonsa que no toleraba ni un trago de cerveza...Ésta fue mi fiesta sin ser mi fiesta.

La llegada de los veintes fue mejor. Me emborraché con dos chelas y terminé abrazada a un árbol. Hubo mucha asistencia, mayoritariamente uameros. Es casi todo lo que recuerdo, aparte de ver al Rod vomitando unos arbustos (que no eran los mismos que abracé, mi pedez no era tanta). Dicen que en algún momento de la fiesta grité que iba a repartir besos a todo aquel que fuera soltero (borracha-borracha pero siempre respetuosa de lo ajeno). Creo que besé a dos antes de que mis amigos me arrastraran a una recámara a proporcionarme aspirinas y sermonearme con que *esa* no era yo. Infelices.

El veintiuno cayó en lunes y yo era una pobre recién graduada sin medio centavo buscando un servicio social no-esclavizador. Mis padres al día siguiente de terminar la carrera me quitaron todo subsidio, sobrevivía de las limosnas que con lástima y misericordia infinitas mi hermana mayor me proporcionaba. Los veintidós la pasé en chinga trabajando como mula en un proyecto de la UAM y Conacyt (mi primer trabajo-trabajo), así que sólo fue la banda del taller a mi casa a comer tacos al pastor que compramos previamente, pues ese día nos dimos el *lujo* de salir temprano de la chamba...a las once de la noche.

Los veintitrés son recordados por todos como LA FIESTA. Con recursos económicos suficientes hubo chupe, música, y comida hasta el amanecer. Ahora sé que caben más de 100 personas en mi casa. Mis amigos de la secundaria, preparatoria y universidad se reencontraron, los del trabajo asistieron a la primera fiesta comunitaria y todo el mundo fue feliz. Menos yo, a continuación una serie de enunciados incesantes y reincidentes que me dediqué a atender prestamente con la cara más amable que tengo. En otro color está lo que yo pensé (pero no dije) en aquellos momentos.

“Dónde esta tu teléfono” Te acabo de ver hablando por tu celular, encajoso del mal
“¿Tienes un trapo?, ya tiraron chela¿con una sóla chela ya andan perdiendo el equilibrio? ¿qué son? ¿niños de 6 años?-algo que nunca entenderé, ¿porque hay un piso limpio y de inmediato hay una imperiosa necesidad de ensuciarlo?
“ ¿dónde esta el baño?” seguro que no está en la cocina
“¿puedo dejar mi chamarra y la bolsa en tu cuarto?” ¿podrás?
“oye, explícale a mi amigo cómo llegar, te lo paso” ¿y el croquis que mandé te lo comiste?
“no hay lugar en tu calle, ¿dónde se estacionan mis amigos, si es seguro por aquí?” ¿tengo cara de valet parking?
“dónde hay más refresco?” ¿en el oxxo?
“¿dónde compramos chelas?” ¿en el oxxo?
“dónde está el oxxo?” Está a dos cuadras, sobre miramontes, ¿cuántas veces lo tendré que decir????
“creo que tu gato se escapó” ¡----! (infarto cerebral)
“esa vieja me tiró intencionalmente la chela en el hombro” deja de bailar como loca desaforada y seguramente no le tirarás la chela a nadie
preséntame a tu amiga la de rosa ¿no?” es la misma con la que te besuqueaste hace dos meses, idiota
“ ¿no tienes de otra música?” No, por desgracia toda es audible
“¿por qué no pones algo pa'bailar?” porque aquí mando yo y aún no tengo ganas de bailar
“¿por qué no ponen algo más rockeron?” porque justamente, lo acabo de quitar, gracias por llegar a querer hacer TU fiesta a la 1 am
ármate la vaquera para la segunda ronda” ármala tú, inútil, yo estoy buscando a mi gato
“creo que alguien vomitó afuera” No me quieras engañar, sé que fuiste tú
“El baño está está asquerosísimo, puedo ir al de arriba?” Sí, anda, ensúcialo también, ardo en deseos de limpiar doble

La casa quedó hecha un asco, y mi madre me hizo limpiar el baño, que estaba como de terminal de autobuses del sur. El grado de éxito de una peda es directamente proporcional al grado de cerdez que deja en una casa.

Antes de cumplir los veinticuatro años, toooodos mis amigos estaban muy insistentes preguntando que cuando era la “Magni-Chesta”. El caso es que ese año más que ganas sentía OBLIGACIÓN de hacerla. Mis padres me mandaron directito a la fregada en cuanto mis labios esbozaron un *ya se acerca mi cumplea...*. Así que busqué otra ubicación. No sé cómo me pareció buena idea un terreno en Xochimilco. El chiste me salio como en $4000 pesos, había que encarparlo porque es época de lluvias, rentar bocinas, mandar hacer los tamales (en mis fiestas siempre hubo tamales mmmm), comprar algo de chupe, etc. El imbécil que me rentó el terreno no lo cerró completamente y nos moríamos de frío. La novia ebria de un cuate tiró mi ipod y le fregó el lcd (después me compraron uno, pero casi me da un infarto) en ése momento dejé de tomar del pinche coraje. En fin, me libré de andar como guía de turistas en mi propia casa y de tener que limpiar bascas y quien sabe qué más...

El año pasado fui menos espléndida. Una amiga me dijo de un bar dónde podían rentarme la parte superior exclusivamente para mi fiesta. La cerveza estaba en 15 pesos, y en una locación, digamos, *céntrica-sureña*: entre insurgentes y barranca del muerto. Sólo tuve que pagar una botella y listo. Todo iba bien hasta que me dí cuenta que era un lugar fresa a más no poder. El Dj puso todo el pop del momento que estuvo al alcance de sus pueriles manitas. Tres veces le llevé el ipod exigiendo que toooda la gente de la zona de arriba (4/5 partes de las personas que había en el lugar) quería escuchar otra cosa. Ponía dos rolas y regresábamos al mágico mundo RBD. Quise vomitar pero sin una gota de alcohol ingerida, pues algunos de mi confianzudísimos amigos tuvieron a bien acabarse una botella de vodka (la que había comprado para reservar) en media hora.

Algo me dice que soy masoquista de fiestas, prefiero que los demás se diviertan en mi lugar, soy excesivamente servil, me preocupo de forma exagerada por los demás, me estreso. Padezco algo que podría denominarse “mal del hobbit”/“complejo Bilbo Baggins”. Mis fiestas me gustan, pero suelo encontrarles más defectos que virtudes, y me quejo a morir ya pasado el tiempo, en cambio, mis cuates hablan maravillas de tan magnos eventos sociales y esperan ansiosos el del próximo año.

Supongo que el recuerdo de aquel reventón de los veintitrés es lo que me hace querer seguir reuniendo gente en mi nombre. Todos sabemos que un cumple es un puritito pretexto, una fiesta garantiza a los asistentes poco desembolso económico, inmediata admisión al lugar (no hay cadeneros ojetes), y si se puede y la anfitriona es buen pedo, o atarantada como yo, comida gratis.

Ser el centro de atención y que todos te abracen y sean ridículamente amables me encanta, es la única vez en el año que tengo el incuestionable derecho a hacerlo. También reconozco que me gusta que me canten las mañanitas, los brindis en mi nombre, ver a todos mis amigos juntitos siendo todos tan distintos y lejanos unos de otros.

Tal vez ya no organice fiestas como aquellas, soy vieja. Lo que es prudente en gente de mi edad es convocar a los amigos en un bar y tan-tan. Por eso este año decidí hacerlo así. Mi único problema fue que, al ser la primera en llegar y sentirme liberada de dar indicaciones y andar de mesera, tomé muy rápido y desde temprano. Sí, por segunda vez me puse peda en mi cumpleaños, aunque ahora, seis años después, no puedo argumentar una falta de experiencia en el supremo arte del beber. Lo que es aún peor...no recuerdo casi nada. Al igual que los otros años, ellos dicen que se divirtieron mucho...

lunes, 6 de octubre de 2008

Gracias a la vida


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco, (tal vez no tanto)
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo, (aunque sea poco común)
cuando miro el fondo de tus ojos claros.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Hoy es mi cumpleaños, el día está hermoso. Regresé ayer de un viaje corto, pero harto ilustrativo, lleno de recuerdos, nostalgias, alegrías, tristezas. No puedo más que agradecer (no sé a quién, a quiénes o a qué) el poder disfrutar cada día de la vida. Posteo la canción "Gracias a la vida", pues casualmente le gusta mucho a uno de mis tíos, y la veníamos escuchando en la carretera frondosísima, verde, maravillosa, de Guerrero. La escuché mientras veía esos paisajes que tanto adoro...




Últimamente me he dado cuenta que tengo muchísimas cosas por hacer, y hoy que comienza este nuevo año de mi vida, estoy impaciente por llevarlas a cabo. Quiero ser más alegre, más optimista, vivir con menos miedos, con mayor fluidez, sin ataduras, sin prejuicios.

El año que ha terminado me ha dejado mucho, nuevos amigos, a los que agradezco tremendamente esos pequeños ratos de felicidad, risas, anécdotas, y pláticas ingeniosas.

Y a los que han estado conmigo desde hace algunos ayeres, de nuevo gracias, por soportarme, por seguir formando parte fundamental de mi existencia, porque son ustedes los que mejor me conocen, y los amo.

Cada año parece pasar más rápido, pero no por eso menos sustancial.

Gracias. (aunque luego ande renegando...)

lunes, 4 de agosto de 2008

Buenas nuevas de harta felicidad

Agosto no es un mes que me agrade. Contiene fechas tristes para mí. Sin embargo, me propuse que en el 2008 sería diferente, que no miraría nostálgica, autocompasiva, ni dolorosamente hacia el pasado.

Para empezar, el primer día festejamos la vida de una de mis mejores amigas, su cumpleaños. Hemos tenido dos peleas medio extrañas, precisamente porque somos muy próximas. Es más difícil tener rencillas con la gente que es ajena. Ella, lejos de ser egoísta, eligió una cantina de coyoacán donde se puede fumar (tiene un patio protegido con una lona) pues sabe que a todos nosotros -los viciosos- nos ha traído en jaque la chingada ley (yo sigo exigiendo la apertura de bares para fumadores). El lugar me gustó tanto, que seguramente convocaré próximas reuniones allí, nada como conbeber mientras se escucha un trio (musical, que conste). Me he dado cuenta que soy del tipo borracho feliz que se siente medio cantante y se azota con canciones populares llegadoras de antaño (que son las únicas canciones llegadoras que existen, las de hoy me provocan más bien risa penosa). Me las sé todas, y las canto desgarradoramente mientras sostengo mi cerveza, mediando entre lo cómico y lo festivo. Eso sí, las de Javier Solís me son sagradas...y en esas me turno más respetuosa y ácidamente solemne. Para mí es el mejor cantante de música *mexicana*, qué voz, qué actitud, qué todo. Creo que desde niña tengo un crush con él, a mi madre le encantaba y constantemente lo escucha. Creo que mi madre también tiene un crush con él. Esa noche culminó espléndidamente.

El sábado me puse infructuosamente a cocinar. Botana, una simple botana. Mi madre tuvo que ir en mi auxilio. Mi amigo Rodrigo decidió matar dos pájaros de un tiro: bautizar a su Rorrita y matrimoniarse el mismo día. Unos amigos y yo organizamos una pequeña reunión a la que le pusimos el título de *despedida de solteros*, pero en realidad era por el puro pretexto de reunirnos y que los novios no salieran con que *no les organizamos nada, pinches amigos pasados de lanza*...

Me enferman ese tipo de fiestas, no les encuentro el porqué. En el caso de las despedidas de solteras la cosa se pone peor, son casi vomitivas. Se dividen en dos, las noñas donde tus tías, primas, madre y abuelas te dan *consejos* de la vida matrimonial (como si la gente experimentara en cabeza ajena), mientras desfilan una serie de juegos idiotas y machistas. Por otro lado están las despedidas *subidas de tono*, en ésas, no están ni las abuelitas, ni las tías, ni las mamás (a menos que la familia de la novia no sea una típicamente mexicana), sino las primas y amigas desparpajadas que contratan a un stripper o se lanzan a un chipandale. ¿Alguien me explica qué le ven de sensual a un güey moviéndose cómo mujer (es que esos movimientos caderiles sólo se ven bien en una mujer, digo yo)?, y eso sin mencionar el ya conocido aspecto de estos muchachos...ponchados pero federales. En el caso de las despedidas de soltero la cosa es muy distinta. Tal vez sea por ello que me cagan esas pinches *celebraciones*, son injustas para mi género. Una verídica despedida de soltera debería incluir a los amigos de la novia, y llevarse a cabo en un bar lleno de hombres guapetones que olieran maravillosamente y cuyo trabajo consistiera en lanzar miradas coquetas a la novia en lugar menearle el pito a 2 cm de la cara.

Ni Rodrigo ni su novia han sabido llevar bien la penosa situación de *boda auspiciada-patrocinada*. Lo que comenzó como un entusiasmo exagerado por ser elegidos como padrinos de su retoño, se convirtió en un encaje aún peor que el del güey que quería que nos pusiéramos con las chelas para su boda. Pero por lo menos el Ro es mi cuate de muchos años, y digamos que estuve más dispuesta a apoyarle, idea que no todos mis amigos comparten, por lo que no estábamos muy emocionados a la hora de organizarles la mentada despedida de solteros, para algunos resultó un fuerte gasto el patrocinio.

El convite resultó relajado y ameno.

Durante el domingo todo parecía normal. El paseo por el tianguis, el tlacoyo de nopales como desayuno. El agua de horchata que ayudaba a calmar la leve sed de una cruda mínima. Un día ordinario hasta las siete de la noche. Dejó de serlo porque me enteré de la inminente existencia y próxima llegada de una minúscula criatura que vive ya en el vientre de mi hermana. Yo, sé que veces pierdo la en el género humano y que de pronto me veo en los límites de la misantropía ordinaria, sin embargo, me siento feliz por la Fabiola y su mareado, no puedo pensar en otros más indicados para desempeñarse como padres. Estamos hartísimamente contentos.