martes, 30 de junio de 2009

Decidirse: votar o anular.

La decepción. Durante años hemos vivido conociéndola y reconociéndola y volviéndola a conocer. Por que por alguna extraña razón, a diferencia de otros animalitos de la creación que erran y no la repiten, nosotros siempre queremos creer que ahora sí "es de a de veras", que ahora sí "es cierto", que ahora sí "es diferente", que ahora sí "son tiempos mejores", que ahora sí "éste es el bueno".

Y hasta ahora... ninguno.

La frase que muchos abrazan es "yo voté por %$##%&$%& en 2006, pero ahora me arrepiento", comentario que aplica para ambos candidatos. Después de sexenios llenos de desengaños, legislaturas de hueva, ¿qué podemos hacer?, ¿cómo mostrar el descontento?. Una marcha no serviría de nada. Recuerdo con pesar que algunas vez intenté promover un boicot contra el alza de precios en los supermercados (cosa de hace más de una década) y la gente sólo nos miraba atónita y desinteresada. Basta ver unos meses atrás que pasó con la iniciativa internacional de "la hora del planeta". Estoy convencida que cualquier movimiento social masivo en México es imposible. Somos apáticos, y lo que es peor, somos ariscos (igualito que la burra, no éramos, nos hicieron).

La cosa se tornó más horrorosa en 2006, nos dividimos. Yo tuve SERIOS problemas con amistades y familiares. Habrá quien piense que tal algidez era benéfica, yo no lo percibo así. Si bien es cierto que se agradece que la población tuviera mayor participación y opinión política, yo creo que mucho de ello era más cercano a un fanatismo ciego y a una percepción obtusa, sin asomo de matices. El bueno era muy bueno y el malo era muy malo.

¿El voto nulo será lo que necesitamos?. Lo dudo, pero vale la pena intentarlo. Los más perjudicados serán los "partidos chicos", dado que los "grandes" tienen ordas de militantes que los sacaran del bache. Lo que realmente temen es perder su dinero, que diga, su registro. Estas elecciones serán votadas por minorías politizadas. Por gente en un pueblo a la que le dan un celular con cámara a cambio del voto "pero me traes la foto que muestre que votaste por nosotros". ¿Quihubo?, la tecnología al servicio de la partidocracia. El voto nulo no les está quitando el sueño, a pesar de que se muestren preocupados por él. Lo importante sería comprobar, si los mexicanos podemos organizarnos así, nomás de boca en boca (de blog en blog), de puritito coraje colectivo. CORAJE-HARTAZGO COLECTIVO. Ya no creemos en sus promesas. Nos burlamos de sus jetas en los anuncios, de sus eslógans forzados, pendejos, y demagogos. De los estribillos de jingles ridículos. De los comerciales donde quieren hablarnos cómo si fueramos niños. De que exista un partido cuyos rostros estén ocultos y se use a dos actorcetes para la campaña.

Yo quiero vivir en un país donde castiguemos ejemplarmente a aquel gobernante, representante, presidente, que no hace su trabajo como debe. (¿en qué va lo del incendio de las guarderías?, por citar un ej. reciente). Nosotros teóricamente somos sus jefes. Si yo la riego en mi trabajo, me regañan, me bajan el sueldo, me corren. ¿A estos cabrones qué les pasa?. NADA. Al contrario, legislan a favor de subirse el sueldo o darse un bono, y eso sí lo hacen rapidito y bien, ahí sí están todos de acuerdo.

Mucho del problema estriba en que ser "servidor público" en éste país es sinónimo de enriquecimiento fácil. Si los sueldos de estas escorias fueran similares a los del grueso de la población, les creería más sus lindas intenciones o su vocación de salva-patrias.

Quisiera ue el voto nulo tuviera un eco tal, que se vieran obligados a hacer algo, que se asusten. Mi guajirada es la siguiente (y ya lo había dicho un analista político hace unos años, pero no recuerdo quien): Tanto porciento de votos anulados, tanto porciento menos de presupuesto a los partidos políticos. Sería la única manera de que nosotros, EL PUEBLO, los que se supone tenemos EL PODER, castiguemos el mal trabajo y las falsas promesas de los partidos políticos y sus integrantes.

Apuesto que muchos de los blogueros que conozco serían mejores políticos. Mejores candidatos (al menos más creativos). Mejores representantes. Unos verdaderos servidores públicos. Pero entrar a la política es igual que nadar en un pantano, es imposible salir limpio. Platicaba con Nahual, que aunque haya quienes llegan a un partido con verídicos deseos de "cambio", el engaño y la intriga son tales, que a la larga se verían inmersos en las mismas triquiñuelas. Los partidos políticos parecen pedófilos. Violan "niños" que después se convierten en nuevos pedófilos que acarrearán más inocentes víctimas.

Que el voto nulo no sea sinónimo de apatía, de desinformación, de irresponsabilidad. Sino de EXIGENCIA, una significativa llamada de atención, de unidad.

lunes, 15 de junio de 2009

Hola, Olga

El domingo me fui al centro con alguien a quien tenía mucho de no encontrar. Nos alejamos hace tiempo, dejé de verle cobardemente, siendo que mi amor hacia esa persona es inmenso como el mar. Tiene un sentido del humor que sólo a mí me hace reír, o que sólo yo puedo apreciar.

Hace algunos años acostumbrábamos ir al cine dos o tres veces por semana. Caminábamos horas por Coyoacán, por Coapa, el Centro, Tepito, Polanco. Únicamente nosotras. Platicábamos horas, nos carcajeábamos sin necesitar muchas razones. No requeríamos de nadie más para sentir que un día era glorioso.

En el último par de años evité a toda costa acompañarla. Me abrumaba, éramos insoportables juntas. Se volvió aburrida, hueca, monótona. Siempre la misma cantaleta, las mismas quejas, los mismos ademanes. Creo que hasta algunos de sus amigos dejaron de verle también. En lugar de acercarme más a ella y ver cómo demonios podía sacarla del agujero en el que estaba, me alejé. La dejé sola, me escondí. Y sola se quedó, peor aún, sola se sintió (ambas cosas son distintas).

Empecé a buscarla hace un par de meses. Tenía que ser poco a poco, ya que estaba resentidísima conmigo y había que tantear el terreno antes. Siendo yo la jocosita de la relación, parte de mi labor era darle ánimos y hacerle saber lo maravillosa que es, ya que ella continuamente se percibe muy basurita. Es demasiado exigente consigo misma y con los demás. Es una lástima que yo no pudiera tratar con las personas que conoció en mi ausencia. Tal vez hubiera logrado que se llevaran una mejor impresión.

Prometo no volver a dejarle.