domingo, 15 de febrero de 2009

El abuelo

De joven le decían el Palomo, porque siempre vestía de blanco radiante. Era un cabroncito de 94 años. Bebedor, mujeriego y sarcástico burlón. Mi madre dice que sabía beber, jamás se "perdía" ni hacía "desfiguros". Tocaba la guitarra y cantaba, según él, ése era el método infalible para conquistar mujeres.

Mis tíos me contaban de niña que él jamás les pegó o los insultó. Que todo se los decía con la mirada, esa mirada lasciva y dura, que de buen humor (su estado más predominante) se convertía en una extraña combinación de jocosidad y desfachatez. Siempre bromeaba. Siempre se reía.

Era obvio que a mis infantiles ojos, mi abuelo era un ser completamente ajeno a lo que el cánon de un abuelito tierno y dulce debería ser. No recuerdo un abrazo o algún diminutivo cariñoso. Si acaso me gritaba que dejara de juntarme con las niñas "piojentas" y los chamacos "pata rajada" del pueblo. "Oye tú, chamaca, tráeme mi medicina". El nos bautizó a mis 15 amigos y a mí como "la palomilla". Las imágenes que tengo de él en aquellos años son montando su yegua cuando regresaba de ordeñar vacas, recogiendo la milpa, peleando con mi abuela, tomando mezcal.

Con el paso del tiempo fui conociendo más de la historia familiar, y automáticamente le achaqué al abuelo todos los conflictos, penurias y deficiencias sentimentales de sus hijos. Y eso incluía el carácter explosivo de mamá y por lo tanto el mío. Hasta estos días me doy cuenta que no debí hacerlo. La circunstancia en la que crece una persona no debería definirla para toda la vida, y aunque mi abuelo cometió muchos errores, no es el responsable absoluto de las *extrañezas* de su prole.

Me gustaba platicar con él y escuchar las disparatadas frases que hacían reir a todos. Sin embargo muchos años lo juzgué, lo taché de irresponsable y desapegado. Justo en los últimos dos años, cuando dejó de caminar bien (y a la postre usara silla de ruedas) yo preferí no irlo a ver. No me gusta ver a la gente enferma, decadente, no sé qué decirles, no me gusta sentirme hipócrita y dar esperanzas que de antemano sé imposibles. Me deprimo. Preferí no ver a mí abuelo para no sentirme mal YO. Actué de la misma forma en que él lo hizo hace tantos años con sus hijos.

Es un poco una mentira que yo no fuera cercana a él, eso quise pensar, engañarme, para no sufrir su muerte. Lo primero que le dije a una persona cuando en octubre que fuí al pueblo antes de mi cumpleaños (y que sería la última vez que viera a mi condenado abuelito), era que me estaba divirtiendo mucho sentada en el pórtico de la casa con él, tomando una cerveza y oyéndolo decir 3 groserías en la misma oración, siendo sarcástico con mis atarantados primos pequeños...De pronto esa tarde de sábado mi abuelo me preguntó después de un largo rato de silencio “Oye, pero tú estás bien ¿verdad?, ¿estás contenta en tu trabajo con esas cosas raras que haces del dibujo y la computadora?...le dije que sí, que no podría quejarme mucho en ése respecto. Me preguntó cuanto ganaba y si no me trataban mal en la chamba, si era justa mi paga. Se sintió aliviado cuando le dije un forzado sí. Me encantó estar toda esa tarde mientras atardecía hablando así con él.

Lo que nunca hice fue decirle que lo quería, cómo él no era cariñoso conmigo yo no lo fuí con él. Mi cariño no estaba basado en actos que realizara, en que me abrazara, o me comprara dulces. Sino en el simple hecho de ser mi abuelo y darme cuenta sólo hasta el final, ya con su ausencia, lo mucho que me parezco a él. Le pedí a mí abuela que me regalara sus lentes obscuros y ella accedió sin decir nada. Son muy parecidos a los míos. Murió demasiado rápido para un hombre que era tan fuerte, mi madre y yo queremos pensar que estaba cansado y no quería dar molestias. Mi prima Alexia tiene 13 años y vive en el pueblo, ella me contó que mi abuelo tenía miedo de morir y contínuamente le decía que le cambiaba su vida, que quería ser un niño de nuevo, que quería casarse con una chica de 15 años que fuera bonita y tuviera ojos verdes.

Se alteraba cada vez que escuchaba la campanas de la iglesia doblando por alguien, sabía que su generación era ya escasa y cuando alguien contemporáneo moría, pensaba que su turno era el siguiente. También supe que algunas de sus últimas palabras fueron el nombre de mi madre, él quería desesperadamente despedirse de, lo digo con toda seguridad, la hija que más lo quería y a quien más quería. En la madrugada que murió yo no podía dormir, después de la llamada con la noticia, mi casa se llenó de caos. No lloré, traté de consolar a mi madre pero no me lo permitía. Pensé que no estaba triste y que no debía estarlo, sin embargo no podía dormir, pasé dos días enteros sin dormir y casi sin comer. Por fin pude llorar el día que lo enterraron, cuando me dí cuenta de todas estas cosas mientras iba en una carretera huyendo del duelo familiar.

El último año de la universidad tuve que comprarme una cámara porque parte del plan de estudios era grabar documentales y cortometrajes de ficción, todo ello para aprender el lenguaje cinematográfico. Cuando terminó aquel trimestre pasé un mes entero en casa de mis abuelos y grabé la rutina y las cosas aparentemente más insignificantes, fue un mes muy feliz. Hoy estuve viendo esos videos: mi abuelo caminando, quedándose dormido mientras veía la tele, mi abuelo tomando a escondidas, meciendo en una hamaca al menor de sus nietos, carcajeándose, regañándome por andar con mi *aparatejo del demonio* grabándole . Extrañaré mucho a mi abuelito. Ya no veo tanto sentido ir al pueblo, hasta ahora me doy cuenta de lo esencial que era. La semana pasada, cuando levantaron su cruz, me dolió estar en la casa en la que aún hay polvo de él, olor, cabello, ropa suya sin lavar, la silla de ruedas abandonada en una esquina, su buró con medicinas. Todo eso desaparecerá...

13 comentarios:

Invierno Funk dijo...

supergirl is back in the building!!!

me gusta, me gusta, me gusta el posti
ese abuelo era un personaje!!! gracias por compartir!!

saludos!

Lilián dijo...

Muy, muy emotivo. Me hiciste llorar un poquito.

Si eso te pasó a ti, que creías que no eras cercana a él, tengo TERROR de lo que sentiré el día que muera mi abuelito, al que desde ahorita sé que soy MUY cercana.

No quiero que me llegue el momento de ver el buró... ayyy.

Pero que bonito que hayas reflexionado así y que tengas esos documentales. Creo que con esa experiencia aprendiste mucho más que a sólo saber usar la cámara, no?

Alletta dijo...

Tristemente defe la gran mayoría de las veces solo nos damos cuenta cuánto queremos a alguien cuando lo perdemos.

Pensamos que negandolo y negándonoslo nos hacemos más fuertes, pero cuando aparece el vacío nos damos cuenta lo vulnerables que somos y lo mucho que queríamos.

Abrazo solidario

OAB dijo...

Mi abuelo murio cuando yo tenia 11 años. Curiosamente 1 mes antes de su muerte paso 1 semana en casa y hasta entonces lo conoci. Agradezco a Dios que me haya dado ese buen recuerdo de mi abuelo. Creo que a ti tambien te dio ese regalo.

Saludos

Emilio M O dijo...

La mayor de las veces no es necesario el decir "un te quiero" para saberlo cierto. Las acciones son lo que demuestran y creo así te la hizo sentir tu abuelo, y estoy seguro que así lo hacías sentir a él. Generalmente nos tardamos el darnos cuenta en ello, pero en el fondo sabemos que asi es.

Borges fue el que dijo: "La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene". y creo que tu abuelo fue la representación perfecta de ello.

SalU2, Un beso

Exenio dijo...

(Muchos) Abuelos, son la neta y, desde luego, cuando nos "dejan", no hay como llenar ese enooorme espacio que han dejado con su partida...

Anónimo dijo...

Lamentablemente, yo no tuve la oportunidad de conocer tanto a mi abuelo, ya que murió cuando era un niño. Pero me quedan muuuuuchos recuerdos de él, incluso de esa lejana etapa de mi vida. Échale muchas ganas, Olga. :)

El hombre del traje gris dijo...

Este post sobre tu abuelo fue bastante mas "ilustrativo" que el anterior. Por alguna razon pense que eras 100% defeña, pero bueno.

Yo nunca tuve abuelos. vino haciendo el papel de abuelo un tio, hermano de mi abuela materna. era todo un personaje, siempre con ocurrencias y una condicion fisica envidiable! Era de esas personas qeu donde quiera hacian buenas migas y donde quiera lo recuerdan y te preguntan por el (los que a la fecha no saben que ya murió)

Recuerdo que no quize ir a su entierro, me daba mucha tristeza, no sè. Pero por ejemplo cuando murió mi abuela no me dio tanta tristeza, fue mas triste ver a mi mama asi deprimida junto con todos mis tios. Pero igual la extraño un monton.

Por ahi dicen que el olvido es peor que la muerte. creo que es bueno siempre tenerlos frescos en la memoria.

Saludos

Fer V dijo...

Todos escapamos del dolor de una u otra forma, unos lo hacemos como tú, otros conocen otras formas, pero es, sin duda, una constante escapar del dolor.

Y el amor, las formas de demostrar cariño y de darlo, tampoco son siempre convencionales, pero cuando es sincero siempre deja huella en nuestras vidas.

Tal vez es cierto que más vale demostrar lo que se siente que decirlo. Y lo demostramos como podemos, muy a nuestro estilo, diferente cada vez, diferente con cada persona y por razones que sólo nosotros conocemos y rara vez expresamos.

Quizá, tal vez sólo porque la vida se lleva a todos y se nos llevará a todos sin falta, valga la pena, de vez en cuando decirlo, decir "¡Te quiero!" decir "¡Te amo!" Puede que no sea tan necesario, pero es importante y un día no lo podemos decir más.



¡Sonríe!

GERMÁN DIEGO dijo...

Con el paso de los años las personas nos vamos haciendo mas autenticas, todos tenemos errores aunque maduremos o no, me recordaste a mi abuela ella falleció hace años pero era mi mejor amiga, me enseño muchas cosas y me daba unas maltratadas que ni te imaginas pero cuando murió me sucedió igual, a que fregados voy a la tribu si la mujer mas importante de mi vida ya no estará ahí para consentirme y extrañarme.
Lo que te dejo tu abuelo fructificado veraz que mucho de lo que hizo tu lo harías peor pero el se fue creyendo que lo superarías para ser aun mas mujer.
Saludos Salerosa.

El Rufián Melancólico dijo...

Yo digo que tu abuelo es más real y más chido que los abuelitos de tarjetita que llevan a sus nietas a pasear al parque y regalarles paletas, y que está más bueno merodear y reconocer su personalidad imperfecta, que artificiar una elegía con frases huecas.
Qué bueno que hayas podido esclarecer tu relación con tu abuelo. Lo más importante es lo que se queda contigo; lo menos, pero también valioso, es que pudiste armar un post emotivo y matizado. Salud, Defe!

La Rumu dijo...

Ah cómo me costó trabajo este comment por aquello de la identificación 'yo preferí no irlo a ver. No me gusta ver a la gente enferma, decadente, no sé qué decirles, no me gusta sentirme hipócrita y dar esperanzas que de antemano sé imposibles. Me deprimo. Preferí no ver a mí abuelo'...

Así me pasó, yo tampoco quise ver a mi abuelita, pq esa imagen entera de ella se había derrumbado por entero. Sniff, qué recuerdos.

Cynthia Ramírez dijo...

Todo lo que dices que desaparecerá es lo menos importante. Tu abuelo se queda contigo de mil otras maneras y esas, jamás desaparecerán!