miércoles, 15 de septiembre de 2010

El amor de mis amores.

Como sucede a veces con algunos amores, puede ser difícil entender porqué te amo. Cuando hace poco una amiga cuestionó mi adoración tan sólo por la capital, reflejada en mi pseudónimo bloguero, no pude sino explicar que era tan simple e inocente como el amor de El Principito a su Rosa: la amo porque es mía. México, yo te amo por ser mío. "Si yo conozco el cielo es por tu cielo, Si conozco el dolor es por tus lágrimas, Que están en mí aprendiendo a ser lloradas.", dice el poema dedicado a ti que más me gusta.

Quiero darte un corporeidad imposible, ente intangible de mi patria. Muchas de mis alegrías son transitorias y modeladas con la materia de las ilusiones, como lo han sido las tuyas. La muerte y su cúmulo de miedos y dudas también me atormenta como a los primeros mesoamericanos. Eres tan contradictorio, tan vasto y tan complejo que es imposible definirte. Solemos, ambos, autoboicotearnos.

Leo poesía náhuatl sorprendiéndome de lo melancólica que es, de que el tema de preocupación principal es la fugacidad de la vida y la incertidumbre de la muerte, de una melancolía muy vecina de la tristeza. Sin embargo nos educan con el arquetipo del mexica festivo, alegre y bailador. ¿Ves? desde entonces había un claro conflicto.

A sabiendas de que no se cumplen doscientos años de independencia (esos serán en 2021), sin duda alguna los insurgentes tenían incalculablemente más valores, ideales e integridad que cualquier político mexicano de la actualidad. Insurrectos excesivos para casi todo, como caballos que se desbocan después del encierro sin sopesar consecuencias, ingénuos, casi incorrompibles. Si estaban buscando lo que hoy llamamos "el hueso", al menos pusieron toda la carne al asador, se jugaban la vida, no los podré ver como los panzones demagogos y miedosos que ensucian el Congreso de la Unión. El gobierno de Felipe Calderón, iniciado en la controversia de un fraude y ahora empapado de sangre, es el peor marco para esta celebración. Un país se construye de mitos, de rituales y de tradiciones ¿En qué pinche imaginación escasa se desea la exclusión de eso?. Quisiera pedirte perdón por todos aquellos que te pinchean, putean y mierdean por lo que hacen tus habitantes. Al menos yo tengo muy clara la frontera entre "México" y "mexicanos culeros". Rendirle homenaje a hombres encumbrados -tal vez algunos de forma dudosa- en héroes, no debería se irritante. Bajo el cinismo del siglo XXI, las empresas de estos hombres sólo podrían ser comparadas con las acciones de ciudadanos como Esteban Cervantes Barrera, el hombre que en Balderas enfrentó sin titubeos al desequilibrado que disparó contra la gente a quemarropa. O Francisco Manuel Villaescusa, el joven chihuahuense que estrelló su camioneta y entró a rescatar niños en una de las tragedias que mayor vergüenza nos provocan.

Yo también estoy harta de las injusticias, pero estoy más cansada de la queja estéril. Tengo que vivir con la idea de que no puedo hacer nada por cambiarte y no quiero caer en el cliché de "unidos podremos lograrlo" VS "los mexicanos son apáticos", ésa también es una discusión perenne y vana ¿Cómo carajos ser participativos cuando parece que todo aquello que emprendemos juntos parece destinado al colosal fracaso? ¿Cómo sentirnos libres de festejar el nacimiento de la idea de Nación independiente en un año cómo éste?: el año que más me ha dolido leer un periódico, el año que he sobrepasado varias veces mi capacidad de asombro ¿Cómo? ¿Cómo no sentirnos culpables de expresar alegría si nos rodean barbaridades? siendo expertos en la autoflagelación y embarrados aún de la moral católica, la penitencia parece lo único admisible en tal entorno. Tú deberías merecer el mejor de los pueblos, la más basta de las celebraciones. Trabajo porque los sinónimos de identidad mexicana sean equidad y tolerancia, tan lejanas aún.


Yo sí quiero festejarte, lo he hecho cada año y entiendo qué molesta tanto de esta vez. A mí no me engañan con que es el gasto, por gastos más estúpidos se han quedado callados. Tampoco me trago que es por la mercadotecnia abrumadora, pasa lo mismo con todas las fechas importantes del año. La realidad es que no podemos, no creemos merecernos nada: Lo mexicano es chafa. He ahí al puto favorito de la desgracia. La violencia en la que está sumida nuestra sociedad parece que regocija a cierto sector ávido de masoquismo y derrota. Me es difícil entender que en mi país, algunos de mis compatriotas parecen regodearse en la mediocridad. Y sin embargo también tienen una faceta claramente opuesta.

Un extranjero me dijo cuando estaba en Europa "ustedes son los seres que más sufren al estar lejos de su país. Extrañan demasiado su comida, a su familia y todo lo que tenga que ver con su nación". Yo, por ejemplo. En Francia me sentía disminuida al no poder traducir mis mexicanismos, con una personalidad un tanto frustrada sin hablar español.

México, eres como un veinteañero, uno muy deprimido y en plena crisis. Ninguna alternativa te satisface, quieres escapar de ti mismo. Te hundes sin rumbo. Y tal vez para olvidarlo todo, te empedarás en tu cumpleaños doscientos. Te haré compañía.

14 comentarios:

VacaGorda dijo...

Ya decia yo que esos ojos no son de a gratis, me declaro fan y enamorado de defeña salerosa

Unknown dijo...

Hola Defeña salerosa excelente y acertada interpretación de lo que hoy nos acontece como nación,me has dejado sin palabras, después de tan atinado texto no me queda mas que declararme un fan mas de tu blog y espero seguir leyendo mas de ti. Saludos.

Jorge I. Figueroa F. dijo...

si. los mexicanos tenemos entre nuestros mitos, nuestras realidades y la dirección por la que juzgan que deben llevarnos un conflicto que defines bien con tu analogía del veinteañero que no sabe ni que quiere hacer mañana, yo estoy muy triste, la solución está en la educación, y ningún político tiene la voluntad de poner un granito de arena para algo que no le redituará beneficios a corto plazo, y tanta gente sin valores, en el diario el país leía que hasta en eso, en los sicarios México es de los peor pagados.

Anónimo dijo...

Con tus palabras, casi -tan sólo apenas- me he devuelto hacia los años en los que tuve sentimientos encontrados hacia mi país. Por un lado, un amor inconmesurable hacia sus paisajes maravillosos y su cultura única, que embelesan a cada segundo con su colorido a la vista y al gusto en partes iguales; por el otro, un pesar deprimente al ser testigo continuo de los desaciertos de los principales actores, así como de sus acciones mal intencionadas. Con los años la balanza fue decididamente inclinándose hacia lo último hasta el punto en el que no hay retorno, y vi paulatinamente el desvanecimiento del optimismo hasta convertirse en una amarga exclamación de: "México mágico" con cada golpe de realidad.
Así entendí que la Tierra no es un territorio físico que existe bajo nuestros pies, ni tampoco son la cultura, tradiciones o el lenguaje, ni siquiera el simbolismo que enarbola a una nación y pretende construirla desde el pensamiento decimonónico. Mi tierra es el recuerdo, la memoria de ese amor y emoción que de niña sentía al entonar debidamente el Himno Nacional, o escoltando el lábaro patrio con inocencia infantil. Sentimientos que se conjugan con la remembranza de las pintorescas vistas en los pueblos, la degustación de su gastronomía, o la sorpresa del simbolismo encontrado en la guadalupana.
Estoy plenamente conciente que por dentro siempre estaré atada a México, ha sido parte mía durante harto tiempo, aunque reniegue de su gente y de su historia. Sin embargo, también reconozco que lo he introyectado para poder abrir el espíritu a otros estilos de vida muy diferentes, que casan mejor con la crianza recibida por una familia de inmigrantes. Aún no encuentro el amor en el mundo, y no sé si Cataluña complete este papel, lo que si puedo afirmar es que México tiene una parte insustituible, pero que se basa en el ayer, el pasado en que sentimos la necesidad de pertenencia y absorbimos la cultura hasta las entrañas. Hoy "Els Segadors" y "La Senyera" son nuevos símbolos en mi continua búsqueda de integración, sin embargo, ni La Boqueria ni la mejor paella han podido mermar mi exclusivo sentido patriótico: el sabor y el color, son lo único que extraño...

Srita. Avena dijo...

A mi me conmovió tu discurso, me erizó la piel, encontraste las palabras exactas para compartir el amor por él, con todo, sus defectos y sus virtudes.

Gracias :)

Chilangelina dijo...

Mi Defe, una de las declaraciones de amor más sinceras que he leído. Porque así es el amor del bueno: pausado, el que reconoce los defectos del otro y al que desconcierta la incertidumbre, pero que aún así, ama.

Unknown dijo...

"ustedes son los seres que más sufren al estar lejos de su país. Extrañan demasiado su comida, a su familia y todo lo que tenga que ver con su nación".>>>>> ja! Dios me he quedado sin palabras pues me creia la unica especie humanalejos de mi pais con ese sentir...compartimos el mismo amor Defe, tal vez con hasta con la misma intensidad...Gracias!!

Chavaluria dijo...

Me gusto mucho tu post, a pesar de el enojo y la angustia, se puede notar el orgullo que portas, y que muchos otros deberiamos de portar, a la vez de enfrentarnos a nuestros miedos y hacer frente a lo nuevo.

Congrats (:

Mujer Maravilla a la Mexicana dijo...

Qué bonito Defe. Hasta la lagrimita me sacaste, porque somos chillones y fiesteros.

Por qué parece que lo que emprendemos juntos tiene destino el fracaso. MMMMMM me voy masticando esta frase.

Un abrazo

Pequeña Capitali$ta dijo...

Me acabas de hacer el día!! sí podré festejar el bicentenario en mi tierra (en el 2011) y este año a falta de mexicanos ya andaba yo nacionalizando eslovacos, venezolanas, franceses, senegaleses, colombianos... un poco más de pollo con mole y lo logro.

Con todas las contradicciones yo también amo México con locura...

Unknown dijo...

Defe:

Siempre he admirado ese amor tan consciente, desprovisto de la ceguera de la ideología fanática.

Las palabras que dedico a mi país nunca serán tan cálidas como las tuyas. Leer tus palabras es un manjar.

Abrazos.

dèbora hadaza dijo...

Así lo amo yo, y es cierto como extrañamos la familia, la comida, la música, el ruído. ay defe...

Víctoría dijo...

Me cautivaste con la cita del poema.
Buen blog!
Nos veremos por acá!

ARTA dijo...

Olga, desde que comenzaste a tuitear esta rara y florida anécdota ¡hasta a mi me brincó el corazón! Yo estaba seguro que le pedirías el autógrafo, un poco porque coincidimos en infinidad de cosas, como el odio al Reforma por las mismas causas que citas, la idolatría a Tarantino, el diseño, nuestra Alma Mater la UAM-X, el idioma Español, etc..

Creo que bien valió la pena esperar que tan magnífico post apareciera. Insuperable la manera de ordenar y narrar la cronología de hechos que desencadenaron esos minutos tan sabrosos, casi te puedo decir, de una manera "Tarantinesca". La simple anécdota circunscrita al puro hecho medular le habría quitado a cualquiera esa sensación de trascendencia que tanto disfruté en tu relato.

Mi sincera admiración por tu gran habilidad, yo como escritor de a mentiritas me esforzaré para algún día tener, con suerte, tu frescura.

Que más da, sinceramente que te quedaras con un autógrafo, si realmente esto lo viviste como cuentas, ese recuerdo será indeleble, y a veces, los autógrafos se me hacen como una foto sacada en muy difíciles circunstancias, muy rápida, movida y con cámara de un megapixel, en un intento desesperado por guardar ese valioso momento en el que quisieras no una firma, sino atinar qué decir o algo así. Tu te llevaste lo mejor de esa experiencia, y además el autógrafo!! No te digo suertuda, seguro es algo kármico.

Un saludo